Por Claudio Leveroni
Esta semana definitivamente quedó en claro, dictadura o democracia. Esas son las opciones que los argentinos tenemos para optar el próximo domingo 19 cuando ingresemos al cuarto oscuro y nos paremos frente a ambas boletas.
El capítulo que faltaba para consolidar esta tajante definición lo aportó esta semana Victoria Villarruel, en el debate que mantuvo con Agustín Rossi. Allí, la candidata a Vice de Milei saltó el cerco del negacionismo. Fue más lejos aún, reivindicó la dictadura. Lo hizo en varios pasajes del debate.
En uno de ellos reclamó por Juan Daniel Amelong, un exteniente coronel del Ejército que acumula cinco condenas por delitos de lesa humanidad cometidos en el circuito represivo que funcionó en Rosario durante aquella época oscura.
Amelong formó parte de los grupos de tareas que dependían del Destacamento 121 de Inteligencia del Ejército. Fue condenado a tres cadenas perpetuas; tiene una sentencia por 10 años y una quinta por la sustracción de los mellizos Gullino, y además se encuentra procesado por la desaparición del militante peronista Miguel Membrive.
Hace pocos días le fue revocado el beneficio de la prisión domiciliaria. Amelong, debe regresar a la cárcel militar en Campo de Mayo,
En uno de los cruces durante el debate de aspirantes a vicepresidente, Rossi le preguntó a Villarruel si estaba de acuerdo con propiciar la liberación de los condenados por delitos de lesa humanidad. Ella se negó a contestar, reiteró que no hubo 30 mil desaparecidos, e intentó igualar el terrorismo ejecutado por la dictadura desde el Estado Nacional con los actos violentos de agrupaciones guerrilleras de los años 70.
En el debate Victoria Villaruel fue una indisimulable versión femenina de Javier Milei. Se mostró con lo que parece ser el ADN del espacio de la Libertad Avanza, caracterizado por limitaciones intelectuales para expresar ideas y, particularmente, por una descarga violenta al explicar sus argumentaciones de corto vuelo. Cuando se sintió acorralada por su incapacidad para dar respuestas convincentes Villarruel descargó cataratas de adjetivos con pretensiones de ser conceptos.
Llevamos cuatro décadas de democracia y la dictadura tiene por primera vez representantes en una elección de nuestro país. La dupla Milei – Villarruel no solo son la equivalencia del mismo modelo económico que a sangre y fuego se instaló en tiempos de Martínez de Hoz, también se identifican con los valores represivos de aquellos años. La derrota cultural que sufrimos le otorga impunidad para plantear desembozadamente, sin medias tintas y a boca de jarro que son aquel modelo que desgarró la patria. Inflando el pecho gritan a los cuatro vientos que son eso, lo hacen mostrando que llevan en sus miserables mochilas la voluntad de, al menos, del 30% de los votantes.
Acaso, uno podría imaginar que se trata de un porcentaje similar al que en silencio le dio un guiño a Videla-Massera y Agosti para entrar a la Rosada en el ´76. Yendo más atrás aún esa franja celebró los bombardeos a plaza de Mayo y el golpe a Perón en el 55. Quizás pueda entenderse que esto lo expreso como una licencia que me doy con algo de exageración. No lo creo. Ojalá el domingo 19 la democracia salga airosa y no quede como una Causa Pendiente.
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