Lita tenía 92 años, con dos hijos desaparecidos durante los años de dictadura cívico – militar se puso al frente de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y se transformó en uno de los referentes centrales en la lucha por los derechos humanos en nuestro país. Siempre sonriendo y saludando con los dedos en V voceando con orgullo su condición de peronista, se ganó un lugar central en la resistencia pacífica contra la tiranía que robó la vida de sus hijos, Miguel en 1976 y Adriana al año siguiente.
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