Un clima de mayo francés vuelve a abrazar a los argentinos, y otra vez en diciembre, como en el 2001. Puede resultar una exageración la primera comparación, mucha más cuando aún es un gran interrogante como terminará este proceso que desencadenó el decretazo del presidente Javier Milei. El clima instalado por la espontánea y masiva reacción de la vecindad entreabre la puerta, estamos ante un momento llamado a ser histórico. Se cortaron calles y avenidas, el protocolo de Bullrich estuvo ausente.

El gobierno se debilitó notablemente anoche. Posiblemente no tome nota de esto, hay una enorme improvisación y soberbia que acompaña sus anuncios. El DNU es el resultado más notable de eso. Un mínimo análisis desnuda su inconstitucionalidad. Para colmo fue anunciado mostrando una postal del pasado más empobrecedor que registra el país. Milei hablaba de fracasos y endeudamientos durante gobiernos anteriores teniendo a su lado a Luis Caputo, Patricia Bullrich y Federico Sturzenegger. Tres protagonistas centrales de la crisis del 2001 que tuvieron una segunda oportunidad durante el proceso endeudador que encabezó Mauricio Macri en 2015.

Haber realizado semejante anuncio un 20 de diciembre pareció una provocación. Un DNU que no registra a la población vulnerable como centro de escena, que quita derechos y liquida bienes del país no podía pasar desapercibido. El vocero Manuel Adornis minimizó la protesta señalando que hace 30 días el país votó masivamente este modelo. El presidente fue más lejos aún, en un reportaje realizado en Radio Rivadavia señaló, “hay más todavía”.