La construcción de dos enormes torres en La Lucila ha vuelto a despertar la queja de quienes viven en la zona. Es que la franja costera de La Lucila, Olivos y Vicente López viene multiplicando aceleradamente la cantidad de edificios, quitándole el ensueño que esta región del conurbano norte supo tener y va perdiendo con el avance demoledor del cemento en altura.

La protesta vecinal, que fue reflejada por el diario Lo Nuestro, apunta a las constructoras ávidas de negocios lucrativos en zonas donde el metro cuadrado se cotiza muy bien, transitan al borde de la ilegalidad para alcanzar sus objetivos. “Son una plaga”, define uno de los vecinos que juntan firmas para buscar paralizar una obra que daña seriamente la calidad de vida de quienes residen ahí. Le reclaman a Jorge Macri que, además de cumplir con aquella promesa electoral del 2011 de no permitir excepciones y torres, impida esta construcción ubicada sobre la calle Vicente López y Avenida Libertador. Los vecinos aseguran que de consumare generará un colapso del sistema cloacal, estacionamiento y de agua potable que, de por si en la actualidad, tiene déficit. “No hay estudios de impacto ambiental”, argumentan preocupados también por lo que representará la devaluación de las propiedades linderas a la mole de cemento a construir. La estrategia de las constructoras es ir comprando propiedades vecinas a un terreno determinado. Con cada nueva incorporación crece la posibilidad de ganar metros en altura y va desvalorizando aquellas que quedan pegadas al proyecto, lo que representa una mayor facilidad para conseguir un mejor precio y seguir acumulando metros. Así van forzando el límite ante la inoperancia del municipio que ha llegado a autorizar hasta 24 pisos, robándole el sol y empobreciendo la calidad de vida a cientos de vecinos añejos de la zona. Vicente López va rematando así su registro de comuna verde, asimilándose más a caóticos barrios porteños como Belgrano. No sucede los mismo en San Isidro, donde las alturas de las construcciones están mucho más acotadas, respetando la historia de un distrito con cultura propia muy arraigada. Posiblemente la diferencia sea, como señalan algunos vecinos más históricos de La Lucila, que en Vicente López existe un intendente que no ha vivido nunca (salvo desde que asumió) en esta comuna.