Un periodismo en jaque por intereses ajenos

Por Claudio Leveroni

Dominar canales de información es poder real. Lo ha sido siempre, pero en la actualidad se ha fortalecido ese concepto atravesando la lógica que impone el sentido común, es decir la capacidad para juzgar razonablemente las situaciones de la vida cotidiana que le permiten al ciudadano de a pie decidir con acierto. Cuando la razón es forzada a correrse de su eje central se moviliza mucho más que el equilibrio en la búsqueda del camino más justo y equitativo para la convivencia en comunidad. Se potencia el regreso a cuestiones más primarias que ya fueron superadas en la evolución social direccionadas a una comunidad con principios más igualitarios y equitativos en la distribución tanto de derechos como de ingresos.

La batalla comunicacional de estos días está dejando heridas profundas que llevará tiempo cicatrizar. Hay un retroceso brutal en la mirada hacia el otro que se profundiza si ese otro está en las antípodas del pensamiento propio. Los medios de comunicación alientan diariamente esas diferencias. Asumen un supra protagonismo, lo hacen con argumentos de escaso o nulo valor testimonial, desangran la cultura construida banalizando la conquista de derechos. Concentran un sentido de libertad basado en el egoísmo de los más empoderados. Grupos económicos sostienen comunicadores de llamativa versatilidad ideológica. Miserables defensores de intereses que arrastran rentados discursos de ocasión sin importar el daño social y cultural que ocasionen. Defender ideas sería mucho más honorable. Desconocen ese camino, cruzan de vereda sin más que una suculenta cuenta bancaria.

Por detrás queda un periodismo herido fatalmente. Quienes aún sostenemos la necesidad de defender, a la hora de informar, nuestra subjetividad de opinión al mismo tiempo que la objetividad de los hechos, quedamos atrapados en el desafío de no dejarnos llevar por esa maldita tendencia a destrozar las noticias licuándolas con falsedades interesadas. Tengo para mí que tarde o temprano el periodismo volverá a sus fuentes y se liberará de los mercenarios de noticias.

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