Por Claudio Leveroni

Atravesamos días de alta conflictividad donde la economía y la salud pública entremezclan la atención del mundo. El coronavirus jaquea de manera implacable algunas regiones del planeta desplegando incertidumbre que afecta a un enorme abanico tanto de regiones como de intereses.

El mundo se va paralizando, las personas se van limitando en su accionar, disminuye el consumo y por consiguiente la producción. La caída en el precio del petróleo desestabilizó aún más el frágil sistema económico que domina al planeta en la actualidad.

En este contexto Argentina afronta, además, sus desafíos propios. En lo sanitario, y pese a que los medios de comunicación no lo reflejan, el dengue supera por lejos al coronavirus en cantidad de casos. Atrapados por la cultura de lo importado los productores que atienden las noticias de cada día ven al coronavirus como un espectáculo más atractivo que el mosquito transmisor del dengue que tenemos en casa.

El dengue es una amenaza mucho mayor que el coronavirus en nuestras latitudes. En una semana creció un 66% los casos en la Ciudad de Buenos Aires, según lo señalan las propias autoridades sanitarias que han confirmado esta tendencia en un parte dado a conocer hace dos días, destacando que tienen detectados 364 casos dentro de la Capital Federal.

Hay un brote epidémico del dengue en toda América Latina y Argentina no es excepción. En la provincia de Buenos Aires, el ministerio de Salud confirmó que se registraron 194 casos en lo que va del año. El brote se destaca en algunos municipios bonaerenses más que en otros con un agravante, en las últimas semanas se agregaron a este lote de comunas afectadas 17 más.

Pese a estos datos crecientes el dengue, nuestra enfermedad autóctona, no llega a desplazar en minutos de tiempo que dedican los informativos al coronavirus. Con cierta ironía podríamos sentenciar que aquí también la cultura de lo importado le ha ganado a lo nacional.

Si el coronavirus fuera nuestro, si no hubiese surgido en China y expandido con llamativa facilidad a otros países como Italia, si ese maldito virus mutante habría surgido de nuestras pampas, de nuestras ciudades, ¿cómo reaccionaría el resto del mundo?  Acaso, podamos suponer que habrían asumido medidas para limitar al máximo el traslado de argentinos a otros continentes.

Israel tomó en estas últimas horas una decisión tajante. Quienes lleguen al país desde el extranjero serán aislados durante 14 días. La semana pasada esa determinación recaía solo sobre quienes provenían de Italia.

Argentina debería asumir una determinación similar. Una reunión de gabinete ha sido convocada de urgencia para este martes en la Casa Rosada. Las máximas autoridades nacionales fueron citadas por el presidente Alberto Fernández. Analizarán medidas preventivas más drásticas para sumar al combate contra la importación del peligroso virus.