Comienza el mundial de fútbol en medio de una creciente polémica sobre la realidad que presenta su país organizador, Qatar, donde los derechos humanos de miles de inmigrantes, utilizados como mano de obra barata especialmente en la construcción, se ven avasallados.
El Presidente de FIFA Gianni Infantino aportó lo suyo en las últimas horas. El abogado ítalo-suizo se mostró crítico de quienes atacan a Qatar por sus costumbres, señaló: “Aprendimos muchas lecciones de los europeos, del mundo occidental. Lo que los europeos hemos estado haciendo durante los últimos 3.000 años, deberíamos disculparnos por los próximos 3.000 años antes de comenzar a dar lecciones morales”. El titular de la entidad encargada de la organización mundial del fútbol expresó “Lo que he visto me devuelve a mi historia personal. Soy hijo de trabajadores migrantes en Suiza. Mis padres trabajaban muy, muy duro en situaciones difíciles”.
La situación en Qatar sobrepasa a los trabajadores inmigrantes que están bajo un régimen (Kafala) que no les permite salir del país sin la autorización de la empresa para la que trabajan, viven en conteiner adaptados lejos de la ciudad y sus salarios están muy por debajo de la media mínima del empleado común. En Qatar está penada la homosexualidad con penas de siete años de prisión.
Las mujeres son discriminadas en la ley y en la práctica. En virtud del sistema de tutela masculina están ligadas a su tutor varón, habitualmente su padre o un hermano, abuelo o tío o, en caso de estar casadas, su esposo. Además, seguían necesitando el permiso de su tutor para tomar decisiones vitales clave como casarse, estudiar en el extranjero con becas públicas, trabajar en muchos puestos del gobierno, viajar al extranjero hasta cierta edad y recibir algunos servicios de salud reproductiva.