El FMI se sostiene bajo una premisa central, ser el principal acreedor de países. No aspira cobrar esas deudas, su real objetivo es controlar el manejo de sus economías. Un repaso a la historia de este organismo que responde a los intereses de la geopolítica de Estados Unidos.
Cuando aún sonaban las bombas de la segunda guerra mundial, en Julio de 1944, se reunieron en Bretton Woods, en el norte de los Estados Unidos, dirigentes de 30 países con la decisión de fijar los ejes de las nuevas políticas monetarias y comerciales una vez finalizado el conflicto bélico. La creación del F.M.I. y el Banco Mundial, serían parte central en la discusión del nuevo orden.
El Banco Mundial financiaría la reconstrucción en los países afectados por la guerra, y el Fondo Monetario Internacional estabilizaría los índices de cambio y los desequilibrios en la balanza de pagos. El acuerdo de los aliados triunfantes, estableció un nuevo sistema de paridades, con la convertibilidad oro-dólar, transformando el signo monetario estadounidense como la nueva moneda fuerte del mundo.
Resulta importante detenerse a analizar como fue la disputa interna, entre británicos y norteamericanos, para determinar las características más importantes del nuevo modelo. Antes de la aprobación del Convenio Constitutivo del Fondo Monetario Internacional, dos proyectos lucharon por orientar sus políticas. Dos economistas estaban a la cabeza de cada uno de esos proyectos en pugna. John Maynard Keynes, representante de los intereses británicos, y Harry Dexter White, que impulsaba el proyecto norteamericano.
Keynes sostenía que cada país debía tener independencia en la planificación y ejecución de su propia política económica. Proponía la creación de la “Unión Internacional de Compensación”, cuyo objetivo sería evitar desequilibrios, y cubrir el déficit de los países deudores con los saldos positivos de aquellos con balanza favorable.
White, en cambio, preconizaba la creación de un Fondo Internacional de Estabilización, para facilitar créditos a aquellas naciones con saldo negativo en sus balances de pago. Un fondo constituido mediante el aporte de oro y monedas domesticas, de los países miembros. De esta forma, y a diferencia de la propuesta inglesa, este organismo tendría la capacidad para crear medios de pago internacionales.
Mientras elaboraban los borradores del acta de nacimiento del FMI, White y Keynes disintieron, también, a propósito de las naciones que serían admitidas en el Fondo. El economista británico sostenía que la ayuda financiera para la reconstrucción de posguerra no debía ser canalizada a los países que tuviesen economía centralmente planificada, como la Unión Soviética. Pero, el economista estadounidense impuso su criterio y la URSS fue admitida en el FMI. No sería por mucho tiempo, menos de un año después de la constitución del FMI, Josif Stalin retiró a la superpotencia oriental del organismo.
La conferencia de Bretton Woods en 1944, donde fue creado el FMI, fue presentado como un plan conjunto anglo-norteamericano, aunque en realidad no fue otra cosa que una versión levemente modificada de la propuesta White, quien por entonces era Secretario del Tesoro norteamericano, y aunque resulte extraño, estaba sospechado e investigado por el FBI de ser un espía soviético, un dato que en la actualidad, con los archivos desclasificados hasta el momento, esta más cerca de ser verdadero que falso.
En diciembre de 1945 el FMI se constituye como tal. Cuando sus tareas originales, ligadas a la posguerra, finalizaron, el organismo fomentó políticas para la acumulación de poder. Comenzó a forzar la colocación de dinero en países en vías de desarrollo y con democracias débiles o gobernadas por dictaduras. Una tarea que se desarrollo especialmente a principio de los años setenta, aprovechando la colocación de los excedentes que producía la renta petrolera mundial. No hubo, por entonces, cláusulas rigurosas, ni misiones especiales de los hombres del Fondo, para controlar la marcha de las economías de los países que se estaban endeudando. Aún más, el Fondo financió gobiernos surgidos desde la ilegalidad, como fueron las dictaduras de América Latina, a quienes incentivó a fomentar el proceso de revalorización financiera que en la argentina regenteo José Alfredo Martínez de Hoz a partir de 1976.