Por Claudio Leveroni
El presidente encaró este sábado un nuevo viaje al exterior. En esta ocasión regresando por cuarta vez, desde que asumió en diciembre pasado, a Estados Unidos. En esta oportunidad lo hace para exponer, el próximo martes, su pensamiento en una nueva Asamblea General de Naciones Unidas. Posiblemente, esa no sea la principal actividad que desarrollará en los tres días que tiene previsto quedarse en Nueva York.
Al avión rentado para esta ocasión se pueden subir hasta 12 pasajeros. A última hora se anunció que uno de esos asientos lo ocupará Patricia Bullrich. Se trata de un gesto del presidente que apunta a mostrar la fortaleza que mantiene con el sector del Pro que la ministra representa. Acaso, sea un anticipo de lo que presentarán el próximo sábado en Parque Lezama cuando Milei hable en un acto partidario de La Libertad Avanza. Bullrich ya decidió su divorcio político de Mauricio Macri, está reuniendo la mayor cantidad posible de adhesiones de las huestes amarillas para llevarlos a un nuevo destino.
En el Jet ultramoderno que salió de Ezeiza este sábado se subió también Luis Caputo. Su presencia avizora la posibilidad de un encuentro de extrema importancia para la salud del gobierno nacional. Una reunión, aún no confirmada oficialmente, con autoridades relevantes del FMI. El ministro de Economía es quien quedó a cargo de sellar ese encuentro por ahora reticente desde el organismo financiero. El Fondo no se la quiere hacer fácil.
Caputo lleva en carpeta varias opciones negociadoras de la deuda que él mismo contrajo, en nombre de todo el país, con el FMI. Resulta siempre saludable reconocer el quien es quien en los procesos de endeudamiento argentino. El actual titular de economía cuando estuvo en el mismo cargo bajo la presidencia de Mauricio Macri, en junio de 2018, tomó el mayor préstamo que dio alguna vez ese organismo. También fue el más voluminoso endeudamiento, asumido en un solo acuerdo, en toda la historia de nuestro país. Maniobra que se hizo a sola firma y sin pasar por el Congreso Nacional.
La deuda actual Argentina con el FMI supera los 45 mil millones de dólares. Fondos que se evaporaron sin robustecer la economía productiva nacional. Al menos 15 mil millones solo se utilizaron para financiar fuga de capitales.
Caputo no solo plantea por estas horas una renegociación de la deuda que tomó en 2018, también quiere que el FMI le entregue más dólares. Así lo hizo saber este viernes en el discurso que dio en la Bolsa de Comercio de Rosario. Allí, aseguró que espera negociar un nuevo acuerdo con el organismo para lograr nuevos desembolsos. Comentó que serán dólares que servirán para recomponer las reservas y el balance del Banco Central. De paso, le pidió a los presentes que saquen sus dólares del colchón mostrándose como una garantía que se multiplicarán.
El presidente, por su lado, buscará en EEUU afianzar su alianza con Estados Unidos e Israel. Así lo planteará, entre otras definiciones, en el discurso que ofrecerá el martes ante la Asamblea de la ONU. Lo expresará mientras carga con el peso de las declaraciones del Papa Francisco en las últimas horas cuando, ante representantes de organizaciones sociales de todo el mundo, aseguró que el gobierno argentino “gastó más dinero en gas pimienta que en justicia social”. Acaso, Francisco lo mencionó como una forma de advertir que podría recrudecer esa tendencia represiva disfrazada de orden en las calles.
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