El ministro de Economía, Sergio Massa, se mostró optimista respecto al cumplimiento, por parte de la Argentina, de la tercera revisión del programa con el Fondo Monetario Internacional, que le permitirá destrabar un desembolso de US$ 5800 millones para diciembre de 2022, luego de que el pasado viernes el directorio aprobó la segunda revisión del programa argentino.

El titular de Economía, de gira por Estados Unidos, se reunió con el director del Departamento Occidental del organismo Ilan Goldfajn y Luis Cubeddu, el jefe de la misión argentina, con quienes discutió cómo fue la discusión por el resultado de la votación del directorio en el FMI que dio luz verde al segundo desembolso del programa, por US$ 3800 millones que se acreditaron este miércoles.

Voceros que integran la gira resaltaron que en la reunión se destacó que “las metas de reservas y de asistencia al Tesoro se cumplieron también en el tercer trimestre y sólo falta discutir con el FMI la meta fiscal”, resaltando que la meta anual se cumplirá. El déficit fiscal argentino bajará a 2,5% del PBI.

Esta semana, el Fondo divulgó las proyecciones de crecimiento mundial y para la Argentina pronosticó que crecerá un 4%, mientras estimó que la inflación crecerá 95% este año y 60% el año próximo, en línea con el Presupuesto 2023. También, y pese a la crisis que impone la Guerra en Ucrania, la Argentina quedó entre los países con menor déficit fiscal proyectado para este año entre los emergentes.

Massa, quien llegó ayer para participar de la Asamblea Anual del FMI y del Banco Mundial, estuvo acompañado por su equipo técnico encabezado por el viceministro Gabriel Rubinstein e integrado por el jefe de asesores de Economía, Leonardo Madcur.

Concluidas las reuniones del día en el FMI, Massa se dirigió al BID para participar en el conversatorio de Ministros de Finanzas organizado por dicho organismo, en el marco del 56º encuentro de la Red de Bancos Centrales y Ministerios de Finanzas de América Latina y el Caribe.

Allí enfatizó que la Argentina tuvo que “duplicar esfuerzos para cumplir con los objetivos del programa de acumulación de reservas y de metas fiscales de 2,5% del PBI para este año, básicamente por el impacto que representa la suba de la energía”.

También cuestionó que los recursos que países latinoamericanos destinan a financiar al BID, que luego regresan como fondos para obras de infraestructura, deban ser considerados como “inversión para el desarrollo” y que “es absurdo” que otros organismos multilaterales lo computen como déficit, ya que “eso condena a nuestros países a ser pobres”.

Allí, además de Rubinstein y Madcur lo acompañaron el responsable de las relaciones con los Organismos, Marco Lavagna, el director del Banco Central, Lisandro Cleri, el asesor en Asuntos Internacionales, Gustavo Martinez Pandiani, y su asesor en comunicaciones Santiago García Vazquez.

Otro punto que quedó descartado para el Gobierno argentino en la relación con el FMI, al menos en el corto plazo, es la utilización de Fondos de Resiliencia, que surgió tras la pandemia y que se puso formalmente en marcha hoy, según anunció la titular del organismo financiero, Kristalina Georgieva en el marco de la Asamblea Anual.

Este fondo, por el cual a la Argentina le correspondería unos 1300 millones de dólares, no podría estar operativo para el país antes de un año y medio cuando termine el rollover del programa vigente con el FMI, explicó la misma fuente cercana a Massa.