La pobreza extrema una molestia estética para el gobierno porteño

El Secretario de Seguridad y Jefe de la Policía porteña Diego Kravetz se despachó con definiciones tajantes sobre la desgraciada situación de los 10 mil ciudadanos que viven situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires. El funcionario de Jorge Macri fue brutalmente tajante al anunciar que no permitirá que las personas duerman en la calle. En un reportaje radial afirmó, “o dormís en el parador o te vas a otra ciudad”.

El Relevamiento Nacional de Personas en Situación de Calle (ReNaCalle) detectó, en el último censo que realizó en diciembre pasado, 8.028 personas en situación calle, de las cuales 909 son menores de edad, en la Ciudad de Buenos Aires. Una cifra que, dada la profundización de la crisis económica en los últimos meses, no es disparatado suponer que debe haber crecido notablemente. Muchas personas no quiere ir a los paradores por ser lugares muy inseguros y de riesgo, en especial para los menores. El propio Secretario de Seguridad reconoció en ese reportaje que no están en buenas condiciones.

Lejos de interpretar reflexiones de solidaridad humanízate para este sector de ciudadanos en desgracia, Kravetz prefirió el camino de la estigmatización. Estimó que cerca del 57% de los requisados en las calles tienen antecedentes penales. Dato que un amplio sector de los porteños quieren escuchar para poder tranquilizar sus conciencias y justificar la desatención oficial con los desposeídos.

Caminar por las calles de la ciudad, especialmente por el microcentro o bajo puentes y subtes, refleja a simple vista como se multiplicó la desgracia humana. La respuesta para ellos no solo es insuficiente. Un criterio estético deshumanizante se adueño de buena parte de la sociedad reclamando no tener semejante cuadro de pobreza a la vista, cerca de sus domicilios. En ese sentido el gobierno porteño representa fielmente ese miserable sentimiento.

Hay una mirada y accionar sectaria que prioriza la atención de los intereses de quienes tienen más por sobre los más desgraciados. Es algo que el gobierno porteño representa en todas las áreas. Kravetz también comentó que la ciudad está financiando la construcción de pabellones nuevos para llevar sus presos a la penitenciaría de Marcos Paz, localidad ubicada a 50 kilómetros de la Capital Federal en el oeste bonaerense.

La gestión del Pro al frente del gobierno porteño, tanto de Larreta como de los Macri, viene desarrollando acciones para que no existan cárceles en la geografía de la ciudad. Cerrada y derrumbada la de Caseros el objetivo es ahora clausurar la única que queda, la de Villa Devoto. Con brutal franqueza el Secretario de Seguridad expresó en ese reportaje: La idea es que Devoto tenga un desarrollo para el barrio. La cárcel ahí está fuera de contexto”. Bajo este esquema de pensamiento los habitantes de Marcos Paz quedan postergados en poder tener un contexto similar al coqueto barrio porteño.

La Ciudad de Buenos Aires no solo le arroja la basura y sus desperdicios cloacales a los bonaerenses, también aspira que los vecinos de la provincia se encarguen de los presos de la Ciudad.

 

 

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