(Desde el sitio platense Nuestro Básquet – Foto revista El Gráfico)
En la semana de la Memoria no podía faltar el recuerdo al equipo de la foto, que logró una hazaña que quedó en la historia por siempre y que pocos años después alguien pretendió dejar en el olvido. Son los campeones mundiales de 1950, que le ganaron la final de la primera Copa del Mundo a Estados Unidos y que seis años y medio después fueron suspendidos de por vida para jugar al básquet.
Increíble pero real, eso pasó en Argentina después del derrocamiento de Juan Domingo Perón. La autodenominada Revolución Libertadora no solo desalojó al presidente de la Casa Rosada, sino que se propuso eliminar al peronismo del país y para eso creó comisiones investigadoras. La número 49 fue la encargada de investigar al deporte y el básquet fue uno de los más lastimados.
La Confederación fue intervenida (uno de sus interventores fue Amador Barrós Hurtado, el primer presidente de la Asociación Platense) y, en tiempos en que regía el Código del Aficionado, todos los integrantes del equipo fueron declarados profesionales por haber recibido “de parte del gobierno depuesto órdenes para la introducción de automóviles” como premio por el título del mundo.
Además, se suspendió a integrantes de equipos que habían realizado giras por el exterior por lo que la sanción alcanzó a más de 30 jugadores, decapitando al deporte colectivo que más logros había conseguido para nuestro país en los años cincuenta. Y eso ocurrió el 27 de marzo de 1957, hace exactamente 67 años. Fue el fusilamiento de nuestro básquet, el asesinato de la generación dorada del Siglo XX. Y no debe quedar en el olvido.
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