Pocos días después de salir a la luz la compra de barbijos realizada por la Ciudad, pagando la escalofriante cifra de 3 mil pesos por unidad, se puede visualizar que el gobierno porteño sufrió un jaque empresarial inescrupuloso, similar al que soportó a nivel nacional el Ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, con la compra de alimentos a un precio muy superior al fijado en las góndolas de los supermercados.

Extrañamente, Larreta se sorprendió por la pregunta de una periodista en la conferencia de prensa de ayer. Con un gesto le pasó la posta a su Jefe de Gabinete, Felipe Miguel, quien simplemente explicó, “estamos evaluando las diferentes compras y una vez que tengamos el análisis hecho lo daremos a conocer. Las compras son transparentes y cumplen los reglamentos legales que tienen que cumplir”. Punto, no hubo más explicaciones hasta hoy, cuando voceros consultados por CP se explayaron un poco más.

La operatoria relacionada a la compra de los barbijos para personal del área de salud, quedó expuesta en el Boletín Oficial el 6 de abril pasado explicando que la empresa Green Salud S.A. fue la proveedora. Ofició de intermediaria ya que no es la fabricante de estos barbijos especiales, de alta eficiencia, de la marca 3M con válvula, uno de los más caros del mercado. Su precio por estos días de pandemia se disparó, pero adquiridos directamente al fabricante podría rondar de los mil pesos. “La urgencia por tenerlos es la que obligó a cerrar la operación, no tenerlos significaba arriesgar la salud de los médicos”, le confiaron a CP reconociendo el sobreprecio pagado y el error de no haber denunciado el hecho como una situación de aprovechamiento ante la urgencia. Hubo otro condimento según detalla la misma fuente. “Hubo tres licitaciones previas que quedaron desiertas, en la cuarta hubo un solo oferente”, remarcando que finalmente solo se adquirieron 1.500 de estos barbijos.

Ambas situaciones, la que involucró al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y ésta última relacionada con los barbijos, deberían dejar una enseñanza. El Estado debe desarrollar estrategias de compra que eviten intermediarios. Realizar compras directas a productores o fabricantes debería ser la solución para no alimentar un circuito tan parasitario como tentador para hechos de corrupción.