Las expresiones del presidente, cada vez que se presenta en público, transgreden el sentido común sobre lo que representa la palabra de la primera figura política del país. Debería ser mesurada, atendiendo que quien ocupa el lugar de primer mandatario lo hace representando a toda la comunidad que vive en el país y no solamente a la fracción que votó por él.

Milei es recurrente en sus mensajes, utiliza frases con escasos recursos dialécticos que están cargadas de insultos y datos ciertamente dudosos o poco comprobables. «Esa manga hijos de re mil puta me está diciendo que le rompa el culo al pueblo argentino con impuesto inflacionario para pagar la deuda», expresó semanas atrás en un discurso señalando a sectores que lo acusan de emitir pesos para comprar dólares. En otra ocasión, refirió a quienes pujan para llevar el dólar a 1.800 asegurando que les dejó «el culo como un mandril».

La parte de atrás del cuerpo humano es un recurso obsesivo en los discursos del presidente. Llegó a prometer, “si uno de mis funcionarios incurriera en un acto de corrupción, le pego una patada en el culo”. Ejemplos discursivos de ese calibre se repiten en casi todos los discursos de Milei. No es esta una observación que apunte en forma crítica a la estética de su mediocre oralidad. Más bien preocupa la violencia que se desprende de estas expresiones en las que también trata de «imbéciles del centrismo», «zurderío inmundo» o «ratas» a quienes están en el parlamento.

El agresivo cóctel de su verborragia entremezcla vanidades desbordadas de egocentrismo como cuando señaló, en su reciente mensaje en el CCK ante pares pertenecientes a otras regiones del mundo de la extrema derecha, ”no solo estoy poniendo a la Argentina al tope mundial, siendo uno de los dos políticos más conocidos del mundo junto a Donald Trump, sino que además estoy haciendo el mejor gobierno de la historia Argentina”. 

Acaso, tanto o más sorprendente que su procaz dialéctica, son los datos que aporta al voleo en la creencia que por el solo hecho de ser dados por un economista presidente son ciertos. En el CCK aseguró que en su gestión atrajo, “inversiones por más de 50.000 millones de dólares», o que en pandemia «deberían haber muerto por el COVID 30.000 personas. Pero esa cuarentena criminal se terminó llevando 110.000 personas”. En el rubro datos hay un sinfín de antecedentes tan disparatados como incomprobables como el proyectado 17.000% de hiperinflación heredado, o la mejora del 5% en los salarios de los jubilados en lo que va del año.