Desde el gobierno aseguran que la brutal alza en la cotización del dólar ilegal en lo que va de este mes es obra de especuladores que están presionando con la intención que se produzca una devaluación. Los definen como inescrupulosos “desestabilizadores seriales”, sin embargo no hay una acción paralela a estas definiciones para implementar castigo a quienes operan desde la marginalidad.

El alza que lleva en el mes de julio es totalmente desmedida, encierra una intencionalidad de sus operadores mandantes que va más lejos de una cuestión cambiaria. De allí la definición de desestabilizadores de lanzan desde el gobierno. “Quienes quieren la devaluación utilizan estas herramientas para generar algún tipo de incertidumbre cada vez que el Gobierno dice que no va a haber (devaluación)”, respondió la vocera Gabriela Cerruti en su última conferencia de prensa.

La compra de estos dólares ilegales es utilizada como una vía de escape a los controles cambiarios, su cotización esta lejos de regirse por un tema de oferta y demanda. El circuito marginal opera entre 3 y 10 millones de dólares diarios, una cifra poco significativa ante la comparación con el movimiento del dólar oficial que oscila entre 500 y 1.000 millones por día.

El armado de la cotización de la divisa estadounidense, llamado amablemente blue, es sucia. Nada transparente, no es público quienes la digitan. Es lo opuesto a un mercado competitivo ideal. Las cuevas que los compran y venden están interconectadas para mantener la misma sintonía en su valor. La mayoría se encuentran en el micro centro porteño.

Las cuevas que definen la tendencia son muy pocas. Son oficinas que concretan operaciones marginales para operadores de bolsa, y Bancos. Por este canal, desde hace décadas, se fugan miles de millones de dólares al exterior. Divisas que produce el país que se escurren miserablemente. Su destino final son las exclusivas cuevas de paraísos fiscales que se sostienen, a costa del empobrecimiento de muchos pueblos, en distintas regiones suntuosas del mundo.