Por Claudio Leveroni

El 15 de diciembre de 2005 fue jueves. La presidencia de Néstor Kirchner llevaba dos años y medio de gestión después de haber ingresado en mayo de 2003 a Casa Rosada con poco más del 22% de los votos.

La enorme irresponsabilidad de Carlos Menem lo había dejado sin balotaje en uno de los momentos más delicados en la vida de los argentinos. Atrás quedaba la crisis del 2001, un estallido que provocó 38 muertos, confiscó los ahorros de los argentinos y presentó 5 presidentes en 11 días.

Ese jueves de 18 años atrás sería particularmente especial. Un anuncio sorpresivo se dio a conocer desde Casa Rosada, fue impactante como muy pocos en la vida de los argentinos.

Ese día Néstor Kirchner comunicó que el país pagaría toda la deuda pendiente con el Fondo Monetario Internacional. Se le abonó a nuestro acreedor eterno, en un solo giro, 9.810 millones de dólares. Fueron afrontados con reservas del Banco Central que, hasta ese día, eran de 27 mil millones.

Aquella determinación política nos alejó de la presión de un organismo financiero internacional que monitorea Estados Unidos como eficaz herramienta de dominación política contra países endeudados. Gracias a la buena gestión presidencial de Néstor Kirchner las reservas del BCRA se habían incrementado notablemente en esos primeros dos años y medio de su gestión al frente de la administración nacional.

En mayo de 2003, cuando Kirchner asumió la presidencia, había en el Banco Central solo 11.043 millones de dólares. Monto que fue creciendo desde ese mes hasta alcanzar los 47.000 millones de dólares en 2007, cifra ahorrada a la que habría que agregarle los casi 10 mil millones pagados al FMI.

Néstor Kirchner propició un brutal desendeudamiento. Lo hizo sin achicar el Estado, sin dejar gente en la calle, sin hambrear al desposeído. No solo nos desendeudó con el FMI, también avanzó y logró una quita promedio del 75 % en el valor de la deuda argentina con tenedores de bonos. Compromisos que ascendían a 94.302 millones de dólares. Los agoreros aseguraban que nadie aceptaría semejante quita. En febrero de 2005 cerró el primer canje con un nivel de aceptación alcanzado del 76 %. En el segundo canje, cinco años más tarde, en el 2010, la aceptación se ampliaría al 93%.

Aquellas políticas de la que hacemos memoria por cumplirse 18 años, no eran solo anuncios para saldar los pesados compromisos heredados por aquella presidencia de Kirchner. También señalaba un camino por el que podíamos transitar los argentinos con dignidad. Hubo una mirada puertas adentro del país.

La deuda no se pagó empeorando la calidad de vida de los argentinos, todo lo contrario. Se honraron los compromisos externos al tiempo que nuestra calidad de vida mejoraba año tras año, así fue durante un largo período. El salario mínimo era en 2003 de $360, se elevó 2007 a $1.240 Eso representó una mejora notablemente en el poder adquisitivo del asalariado, algo que por estos días es una verdadera causa pendiente….