Aunque muchos no sabían que eran sus intenciones María Eugenia Vidal anunció que desistió de su candidatura a presidenta por el Pro, espacio que ya tiene en carrera a dos precandidatos, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Vidal, que fue derrotada en las elecciones de 2019 cuando intentó su reelección como gobernadora bonaerense, comunicó a través de redes sociales que tomó esa determinación “escuchando a los que quieren educarse para progresar, a los que eligen libertad y no sometimiento, a los que trabajan y a los que dan trabajo”, sentenciando que “los proyectos individuales no pueden estar por encima del conjunto”. 

Vidal comentó que está recorriendo el país desde hace un año y medio, mostrándose como posible aspirante para llegar a Casa Rosada. Una competencia a la que no asistirá atendiendo que es necesario trabajar para la unidad. No pocos entienden que tan grandilocuente presentación de un renunciamiento que nunca tuvo lanzamiento, se trata de una postura política con la intención de fortalecer su imagen como prenda de unidad en la búsqueda de ser bendecida por los principales referentes del Pro como candidata a Jefa de Gobierno porteña. La Ciudad de Buenos Aires es el único bastión propio que tiene la fuerza creada por Mauricio Macri hace 20 años.

Mauricio Macri impulsa a su primo Jorge en la creencia de ser portador de un apellido ganador en la geografía porteña, que lleva 16 años de administración bajo una misma fuerza política. La resistencia a importar al intendente de Vicente López para que ocupe el lugar que dejará Horacio Rodríguez Larreta es grande. El actual mandamás de la ciudad cuenta con el apoyo de la Coalición Cívica de Elisa Carrió para sostener la candidatura del ministro de salud, Fernán Quirós. En este contexto Vidal puede surgir como síntesis para unir al Pro y enfrentar en las PASO al radicalismo que postula a Martín Losuteau.