Vecinos de distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires se han declarado en pie de guerra contra el avance voraz de los negocios inmobiliarios que atentan contra su calidad de vida. La invasión de moles de cemento que se multiplican con llamativa rapidez ha cambiado la fisonomía de barriadas que supieron ser de casas bajas.

Las torres van acorralando a miles de familias a vivir en barrios asfixiados por las nuevas sombras que fagocitan el aire libre. Desde hace años el gobierno porteño viene alentando sus construcciones a diestra y siniestra engrosando las ganancias de las pocas constructoras amigas que engullen el rentable negocio inmobiliario.

Hace tiempo que los habitantes más inquietos comenzaron a delinear estrategias basadas en la denuncia permanente de este accionar. Un año atrás más de dos mil asistieron a la audiencia pública para enrostrarle a la administración comunal que no estaban de acuerdo con la construcción de edificios en Costa Salguero, increíblemente imaginados a un lado del aeroparque metropolitano. Poco importó la argumentación de vecinos y organizaciones profesionales y ambientales. La legislatura bendijo en diciembre último el deseo del Poder Ejecutivo porteño.

Casta Salguero no es la única proyección que tiene pensada Larreta para aumentar el cemento en altura en la ciudad. Hay casi 140 proyectos más que están esperando su aprobación bajo el rótulo de convenios urbanísticos que van permitiendo excepciones a la normativa vigente. Una organización, denominada “El Movimiento”, alertó este jueves sobre la próxima presentación de cerca de un centenar de estos convenios urbanísticos.

Aseguran que el gobierno porteño espera obtener “200 millones de dólares con el conjunto de los convenios ingresados. A cambio, se aprueban leyes a medida de empresarios con nombre y apellido, con el objetivo de favorecer los negocios inmobiliarios. Literalmente, los sectores inmobiliarios están comprando leyes de excepción en la Legislatura, es decir, privilegios”.

En Núñez, uno de los barrios más perjudicados por la invasión de torres, la movida crece exponencialmente a partir de un grupo que se moviliza en contra del nuevo código de edificación urbana. Preparan una movilización para el domingo 20 de febrero (17:00) en Cabildo y García del Río para marchar hacia el Parque Saavedra. Estos vecinos temen tener un destino similar a Belgrano, que después de sufrir la demolición de históricas construcciones, como la Casa del Ángel en 1977, quedaron con manzanas atiborradas de edificios y los pocos espacios verdes ahogados en una jungla de cemento.