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Una valiosa condena a la ilegalidad como herramienta de combate al delito

Por Claudio Leveroni

Clausurar el sentimiento revanchista que anida en cada uno de nosotros es un desafío que nos impone la realidad. Sostener culturalmente el ojo por ojo diente por diente resulta socialmente muy riesgoso, es una involución que nos regresaría a principios jurídicos tan primarios y deshumanizados como la ley del Talión. Corrernos de ese lugar nos permite observar con mayor claridad que la condena impuesta al policía Chocobar el último viernes ha sido un dato positivo que llega desde uno de los poderes institucionales más cuestionados en la actualidad.

Esta justicia tan golpeada desde adentro fue capaz de enviar un mensaje clarificador en relación a los límites institucionales para combatir el delito. No es un contenido para minimizar en estos tiempos donde se alienta a transitar el vale todo para perseguir al otro. El propio poder judicial lo practica. La condena es lo que sobresale en el caso Chocobar. En ella subyace el rechazo al discurso con extremo talibán que esgrime como bandera el aniquilamiento de los delincuentes bajo la modalidad del gatillo fácil. Eso, ha sido condenado ratificando que no es un proceder que debe repetirse ni tomarse como metodología para combatir el delito. Ahí radica lo socialmente valioso de la sentencia al policía. A la marginalidad no se la combate con más marginalidad, ni al delito con otro delito. Comerse al caníbal te transforma en un caníbal.

Desde una mirada social se puede interpretar que Chocobar respondió a mandatos retrógrados que sobreviven en un sector de la sociedad y en la propia fuerza que lo instruyó. El hecho que protagonizó desnuda su formación precaria. Ese dato, en sí mismo, debería alentar una investigación judicial más profunda. La cadena de responsabilidades no empieza y termina en Chocobar, es mucho más amplia. A este efectivo, ahora condenado, le dieron la posibilidad de manejar un arma y lo alentaron a actuar tal como lo hizo. Aliento que le llegó desde adentro y fuera del ámbito policial.

La postal de Macri recibiendo al agente en Casa Rosada fue la imagen más poderosa de apoyo a un estilo marginal de perseguir el delito. No fue la única estampa, tampoco se perdió en el tiempo. Patricia Bullrich, reavivo la postura parándose este viernes frente a los Tribunales de Comodoro Py esperando la sentencia. Criticó la condena augurando que la ciudadanía queda desprotegida. La justicia debería investigar si bajo su mandato al frente del Ministro de Seguridad, se instruyó, alentó o miró hacia otro lado ante actuaciones fuera de la ley de personal de seguridad bajo su cargo.

Los dos años de condenan lo eximen a Chocobar de la prisión efectiva. Cargará con el peso de las responsabilidades que seguirán girando en el ámbito judicial. Mientras tanto, los alieri de la violencia institucional para combatir la marginalidad seguirán embriagando con sus mensajes a un sector embrutecido de nuestra sociedad.

 

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