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Una campaña electoral embrutecedora y violenta

Por Claudio Leveroni

El absurdo capturó el contenido de la campaña electoral. La media general está dominada por chicanas de bajo vuelo y un grosero distanciamiento del conflicto que envuelve por estos días a nuestra sociedad. Más penoso resulta ver como esas sandeces se infiltran en el ir y venir del ciudadano medio como tema de discusión. Escasea el pensamiento crítico, mucho más la voluntad de ingresar en él.

Todo potenciado por medios de comunicación que descaradamente atienden intereses partidarios por encima de informar y desarrollar opinión superadora de la mediocridad dominante. La campaña se desarrolla trastabillando intrascendencias. Un par de días hablando del garchar lanzado por Tolosa Paz en una charla con sectores juveniles; otros más dedicados a la ridícula presentación de la Santileta (una burda acción de Santilli queriendo imitar como se movilizaba Kicillof en 2019), mezclado con un vergonzoso escrache al ex ministro Ginés González García y los violentos insultos del desequilibrado Javier Milei a Larreta. Macri aporta lo suyo casi a diario, lo último una brutal amenaza a la estabilidad democrática afirmando que el gobierno sino cambia se debe ir.

La empobrecedora lista es más extensa aún. Nutre un anecdotario electoral que le corre la mirada a los temas centrales. Las mentiras ocupan un espacio central, son volcadas como verdades irrefutables. Sin ruborizarse Macri asegura que no endeudó al país, Vidal y un grupo de comunicadores rentados acompaña la osada afirmación.

La ex gobernadora, expulsada de la provincia por el voto de los bonaerenses en 2019, regresó a la comodidad porteña. Fortalece su recorrido dialéctico colocándose lo más a la derecha posible. Teme que sus competidores en el mismo espacio le cepillen votos. Ofreció un guiño a los que fuman un porro en Palermo marcando la diferencia con hacerlo en una villa rodeados de narcos.

El oficialismo intuye que está por encima del resto en las preferencias del electorado. El presidente se puso al frente de la campaña. Recorre provincias agotando un discurso que gira siempre sobre el mismo eje. El año y medio de gestión, con la pandemia como supra protagonista, ha dejado huellas. Su cansancio es inocultable. “Ser presidente no es para cualquiera”, expresó años atrás Cristina Fernández. Cierto, requiere de una extraordinaria fortaleza física y mental. Mucho más si se enfrenta al poder real.

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