Por Claudio Leveroni
En los distintos períodos democráticos de nuestra historia como país no hay antecedentes de una situación similar a la protagonizada esta semana por los principales referentes de las dos fuerzas políticas derrotadas en la elección del último domingo. La escenografía entregada supera la categoría papelón. Ingresa de lleno en un desprecio absoluto a la inteligencia colectiva de los argentinos, hayan votado o no a esas opciones de la derecha vernácula.
Se sabe, explicar lo obvio es lo más difícil. La caja de herramientas que lleva en su mochila el razonamiento del hombre de esta época se encuentra preparada para afrontar desafíos provenientes de pensamientos complejos. Lo sucedido en estos días tras los comicios es un grotesco de seres tan primarios como perversos, abarca mucho más que a los principales protagonistas.
El burlesque de Patricia Bullrich y Javier Milei tiene como protagonista central a Mauricio Macri, cuya categoría de ideólogo no resulta ser un rótulo adecuado dadas las extraordinarias limitaciones que el expresidente tiene para desarrollar pensamientos propios. Es apenas un hacedor de intereses mezquinos, aunque con enorme capacidad de daño. Lo mostró en su gestión hundiendo al país en un brutal endeudamiento y, por consiguiente, sometiéndolo a poderes ajenos al interés nacional.
La ridícula puesta en escena, guionada con ese particular y acentuado desprecio a la inteligencia colectiva, sumó también a comunicadores y un set televisivo dispuesto a prestarse como gustoso escenario. Allí se sentaron los contrincantes que pocos días atrás se habían lanzado mutuamente las peores acusaciones y calificativos personales. El show está primero, pero también se puede observar la facilidad del poder real para manejar la voluntad tilinga. “Estos dos siempre se salen con la suya”, dijo ella apuntando en forma arrabalera a los conductores del ciclo. Una apreciación más de su irrelevante capacidad de observación.
La caricatura del león y la pata fue telón de fondo para un abrazo entre ambos. Se percibió tan incómodo que traspasó las pantallas. El grotesco alcanzaba su máxima expresión.
Flota la sensación que los anticuerpos de esta gran organización política y social que es Argentina volverán a funcionar correctamente el próximo 19 de noviembre. Ya lo hicieron el domingo pasado sorprendiendo lo instalado mediáticamente. Desde las urnas se puso una primera barrera sanitaria para detener estos riesgosos virus nocivos.