Las fuerzas de seguridad atacaron a los Jubilados y los hinchas del futbol argentino, que fueron apoyar el reclamos de los más viejos. Un fotógrafo lucha por su vida, mientras una jubilada fue brutalmente golpeada por la policía.
En una jornada marcada por la violencia estatal, la manifestación que se realiza cada miércoles, se transformó en una escena de represión brutal. Bajo el lema “Todos seremos jubilados”, cientos de jubilados, hinchas y agrupaciones sociales se concentraron frente al Congreso para denunciar el ajuste impuesto por el Gobierno de Javier Milei.
La protesta, que contó con la presencia de hinchas de distintos clubes —River, Boca, Independiente, Racing, entre otros— y excombatientes de Malvinas, fue intervenida de manera desproporcionada por efectivos de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura.
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Desde las primeras horas del día se desplegó un operativo masivo en la zona, utilizando gases lacrimógenos, camiones hidrantes y porras, lo que generó un ambiente de tensión insostenible.
El fotógrafo Pablo Grillo fue uno de los casos más graves: impactado en la cabeza por un cartucho de gas lacrimógeno, sufrió una fractura de cráneo y fue ingresado en estado crítico en el Hospital Ramos Mejía. En paralelo, una jubilada recibió un violento palazo en la cabeza a manos de un policía, situación que obligó a sus compañeros a asistirla de urgencia mientras las imágenes se difundían en redes.
A pesar de la intención de manifestar reclamos legítimos en contra de los recortes y el ajuste, el operativo policial logró silenciar la protesta a punta de fuerza, dejando un elevado número de detenidos y generando indignación en diversos sectores sociales. El Gobierno, por su parte, defendió la acción como necesaria para mantener el orden, mientras la ministra de Seguridad, Patricio Bullrich, justificaba las intervenciones calificando a algunos de “militantes kirchneristas”, entre ellos el fotógrafo que hoy pelea por si vida.
Este episodio, que se suma a una serie de intervenciones violentas contra el derecho a la protesta, pone en evidencia la política de represión que hoy amenaza la libre expresión y la exigencia de derechos fundamentales, como el acceso a una jubilación digna. La ciudadanía, entre el enojo y la desesperanza, exige al gobierno de Milei que pare con la motosierra, le de respuestas a los jubilados y jubiladas.
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