“Una última pregunta, hay algún vínculo que usted tenga sistemático con Marcelo D´Alessandro y Silvio Robles” le preguntó el diputado Germán Martínez al juez Sergio Ramos cerrando su participación en la ronda de testigos de la jornada de este jueves en la Comisión de Juicio político que analiza 60 denuncias contra los cuatro integrantes de la Corte Suprema. “No señor”, aseguró el magistrado.
Una serie de chats salieron a la luz un par de horas más tarde de esa negativa de Ramos. Mostraron todo lo contrario a esa respuesta negativa de Ramos. Se trata de conversaciones muy amistosas donde se tratan de “amigos” con sobrenombres, dejando en claro la existencia de esa relación entre el juez federal y el funcionario de la Ciudad de Buenos Aires.
Los chats en cuestión son muchos. Se vitalizaron con rapidez en las últimas horas. Algunos se remontan a mediados 2020, otros son del 2021 y 2022. En varios Ramos solicita favores, en otros agradece la respuesta positiva a sus pedidos. Reflejan una relación muy cercana con aristas escandalosas. En enero de dos años atrás Ramos le agradeció a D´Alessandro la entrega de un auto: “Hola tano, hoy me entregaron el focus!! gracias!”, escribió. El funcionario porteño responde: “Nada q agradecer. Ni bien entren los Toyotas te doy uno”, recibiendo la exclamación: “Uhhhh, genial. Abrazo grande!!!!”
El juez Ramos asumió el 16 de enero la subrogancia del juzgado que tenía la causa del escándalo de chats entre Silvio Robles y Marcelo D’Alessandro. En los mismos ambos intercambian ideas de como armar facturas que justifiquen el viaje a Lago Escondido. Al día siguiente, el 17 de enero, Ramos archivó esa causa luego del pedido del fiscal Carlos Stornelli.
“Se terminó la parodia”, afirmó el diputado Leopóldo Moreau para resaltar que “los chats no los inventó nadie ni son falsos. Por lo tanto sus contenidos son verosímiles y al tener carácter público, ser protagonizados por funcionarios públicos y versar sobre temas de interés público”. Para el legislador estos chats deben “incorporarse a las investigaciones de los delitos de la banda de jueces y fiscales de Lago Escondido y a las negociaciones espurias que en nombre del Presidente de Corte Suprema llevaba adelante su mano derecha, Silvio Robles negociando sentencias”.