La violencia verbal permanente ya es un sello distintivo que identifica a Javier Milei y su primera línea de funcionarios, en especial aquellos que pertenecen a La Libertad Avanza en particular. Los insultos son recurrentes y parecen no tener límites.
Este miércoles el presidente publicó un extenso mensaje desde su cuenta en la red X definiendo a gran parte del periodismo como “delincuentes del micrófono”. No es el primer agravio del mandatario. Acumula antecedentes, y de tono mucho más fuerte aún. Milei definió como un “hijo de puta” al desaparecido Ginés González García. Lo hizo en dos ocasiones en un mismo discurso un mes atrás cuando aún estaban velando a quien fuera ministro de salud durante la primera parte del gobierno de Alberto Fernández.
El presidente presenta un perfil violento en sus discursos desde antes de ejercer la primera magistratura. Lejos de atenuarlo, una vez dentro de Casa Rosada, los profundizó. Habló de políticos de mierda, de periodistas soretes y ensobrados, y acusó al Papa Francisco que “representa al maligno en la tierra”. Expresiones cargadas siempre en discursos de odio y confrontación permanente.
Los seguidores del presidente exaltan ese lado de incontenible verborragia descarrilada de Milei. Lo hacen como si fuera una virtud de firmeza intelectual que imitan. Este martes el titular del bloque de diputados libertarios en el parlamento bonaerense, Agustín Romo, definió en la red X como una “pelotuda” a una panelista del programa de C5N Duro de Domar.
Romo, junto a Agustín Laje y el secretario de Culto y Civilización Nahuel Sotelo, entre otros, lanzaron el sábado último en San Miguel la agrupación Fuerzas del Cielo asegurando que se trata del “brazo armado” del presidente Milei buscando ganar la “batalla cultural”.
Semejante definición mereció una denuncia penal presentada por la diputada Mónica Fein, el diputado del Partido Socialista, Esteban Paulón, por “incitación al odio, intimidación pública e incitación a la violencia colectiva”.
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