Cara y contracara de miradas que incluyen y excluyen en nuestra sociedad. Mientras en Casa Rosada el gobierno desmantelaba el salón de las mujeres, que recordaba a personalidades emblemáticas de la lucha por la igualdad de géneros, en la Plaza del Congreso miles de mujeres clamaban por equiparar sus derechos con el de los varones. La puesta en escena de Milei, realizada el mismo día internacional de la mujer, fue una provocación que incluyó a la Secretaria de la Presidencia, su hermana Karina. Una más de un gobierno que hace de la confrontación violenta un estilo propio muy dañino para el cuerpo social del país.

Las mujeres volvieron a decir presente en una lucha que, en el tamiz del tiempo, tiene avances y retrocesos. Esto último está sucediendo en estos días tomando como una pequeña muestra la fotografía que revela la desaparición del salón de las mujeres en la Rosada, y la declaración del propio presidente Milei definiendo “asesinas agravadas por el vínculo” a aquellas que simbolizadas con el pañuelo verde el derecho que ya es ley de interrumpir un embarazo.

En la aplaza se vieron y escucharon consignas coreadas por una multitud con maravillosa tozudez a no resignarse ante el fenómeno de época que representa el avance de la extrema derecha en el país. “Miley, payaso, la brecha está en los datos” se cantó resaltando que aún persiste una grosera diferencia en los derechos femeninos en relación a los varones.

La plaza desbordó con mujeres que llegaban solas o en pequeños grupos desde distintos barrios porteños y del Gran Buenos Aires. Muchas se entrelazaron con distintas organizaciones gremiales, sociales y políticas. Allí estuvieron, siempre con el puño apretado y los dedos en V a sabiendas que son las creadoras de la vida misma.