Por Claudio Leveroni

Lejos de buscar bajar la tensión que genera la ansiedad de no saber que tipo de modificaciones tendrá la economía nacional a partir del 10 de diciembre, Javier Miliei la alimenta con frases a esta altura irresponsables por las consecuencias que generan. Ahora, habló de estanflación (estancamiento más inflación) para la etapa que viene tras su asunción. Se trata de un escenario temerario, caída del consumo con un paralelo lógico en la misma dirección para la producción. El combo se completa con más inflación.

Industriales, pymes, productores y comerciantes toman nota de la advertencia del presidente electo, han comenzado una ola de despidos, retiros voluntarios o suspensiones. Se está dando en automotrices y empresas ligadas a la construcción. No serán los únicos rubros.

Los colaboradores más directos de Milei aportan lo suyo. Parecen decididos a desplegar temor sobre los ajustes que vendrán, preanuncian tiempos difíciles hasta límites insospechados. La Canciller Diana Mondino, alejándose de su especialidad y sin dar mayores especificaciones o datos certeros que rubriquen sus dichos, señaló este jueves: “En enero y febrero el que no tenga un generador vaya comprándolo, porque si se llega a reactivar un poquito la industria, no hay para todos”.

Instalar miedo parece ser la consigna de las futuras autoridades. Llevar intranquilidad en nombre de ser realista, aunque esa mirada de realidad esté sobredimensionada y no tenga demasiado sustento. El riesgo es que la profecía se cumpla finalmente y genere un escenario de descontrol. Uno de los comunicadores preferidos de Milei, Alejandro Fantino, siguiendo el mismo juego comentó con clima de misterio, “el dato que tengo” es que se espera para el 19 de diciembre “mucho barullo en la calle”. Un comentario poco feliz e igualmente irresponsable de quien gusta coquetear con el lado más tilingo de la vida. La fecha remite con el 19 y 20 de diciembre trágico del 2001. Hubo 38 muertos y más de 4.000 detenciones en aquel estallido social sangriento.