Los golpes y gases que recibieron ayer los jubilados que se concentraron frente al Congreso marcaron un límite. Así por lo menos se visualizó en ámbitos de organizaciones gremiales. La instantánea que dejó la represión injustificada que recayó sobre la franja laboral pasiva, que reclama mejoras en sus magros ingresos y en contra del veto presidencial a la ley de reforma jubilatoria, terminó siendo un disparador tanto en la CGT como en las dos divisiones de la CTA.

“No podemos seguir ausentes, vamos a estar el jueves con nuestros abuelos”, comentó un referente de la CGT ante la consulta de CP, asegurando que habrá un comunicado en las próximas horas convocando a una movilización para la semana próxima (¿jueves?), acompañando a los jubilados, frente al Congreso Nacional. Ese anuncio de una gran movilización esta ligado al temario de las cámaras del parlamento nacional.

Hoy los senadores peronistas del bloque Unión por la Patria no consiguieron quorum buscando debatir en sesión el proyecto de boleta única de papel, la iniciativa de financiamiento universitario y el DNU sobre los 100 mil millones de pesos otorgados a la SIDE. Varios bloques, ligados al oficialismo y la oposición dialoguista, acordaron tratar esos temas la semana próxima.

Se esperan más anuncios de organizaciones diversas llamando a una gran movilización para la semana próxima. La indignación se generalizó con la golpiza a los jubilados, aunque también se percibe cierta provocación cuando el propio presidente Milei asegura que la capacidad de compra de los jubilados creció un 5% en lo que va del año. Es un dato más de los tantos que el primer mandatario lanza con llamativa facilidad respaldándolo solo con su palabra de economista.