Por Claudio Leveroni

El dato es tan exacto como destructivo en la economía familiar de los argentinos. En los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, la inflación en los medicamentos alcanzó el 457%.

La voracidad de los laboratorios es inconmensurable. Para dimensionar el daño que provocan con estos incrementos se puede trazar una comparación. Los jubilados recibieron en esos últimos cuatro años un incremento total de 239% en sus haberes, contra el 457% que subió el precio de los medicamentos. Es decir que la jubilación registró en el triste período de los cuatro años pasados, un incremento 50% por debajo de los precios mencionados en medicamentos.

No es este un comportamiento nuevo de la industria farmacéutica en la historia de nuestro país. Durante los noventa en plena convertibilidad, Argentina llegó a ser el tercer país con los medicamentos más caros del mundo, detrás de Japón y Alemania representando el 1,5% de las ventas mundiales. En aquellos años, de paridad cambiaria uno a uno, los laboratorios aplicaron aumentos constantes en los precios. Fue de un 180% mientras duró la ley de convertibilidad. Es decir, un 180% de aumento en dólares, sin ningún proceso inflacionario que justifique semejante alza.

Esta política de empujar permanentemente los precios hacia arriba no es algo que solamente padezcan países debilitados y empobrecidos como la Argentina. A mediados del 2004, la prensa inglesa publicó un informe señalando que el costo de los medicamentos para el sistema nacional de salud británico, había aumentado en un 50% en los últimos tres años, lo que equivale a 2.300 millones de libras anuales o 7.200 millones de libras en total.

La impunidad con la que operan los laboratorios atraviesa varias décadas hacia atrás manteniendo, una conducta que no solo recae en Argentina. La industria farmacéutica es la segunda de mayor facturación a nivel mundial, detrás del petróleo. Semejante nivel de movilización de dinero le permite una acumulación de poder que resulta influyente a la hora de regular políticas de producción, distribución, comercialización y consumo de medicamentos. Tanto en la Argentina como en el resto del mundo, la opinión de los laboratorios sabe hacerse escuchar para direccionar las normas que regulan el sector.

La Argentina acumula antecedentes relacionados con este manejo. En enero de 1964, con Arturo Illia en la presidencia, el parlamento comenzó a debatir un proyecto de Ley de Medicamentos, que fue impulsado por el entonces Ministro de Salud, Arturo Oñativia. Aquel proyecto tenía eje en los medicamentos como un bien social, cuyo acceso debía garantizarse a la población, y sus precios y comercialización debían ser regulados por el Estado. El gobierno de Illia recibió fuertes presiones de las compañías multinacionales y de estados extranjeros.

El proyecto, finalmente fue aprobado como Ley 16462, pero sería pagando un precio muy alto. Las corporaciones industriales farmacéuticas complotaron contra el gobierno. No fueron ajenas al golpe que derrocó a Arturo Illia. La dictadura que encabezó el General Juan Carlos Onganía, diez días después de asaltar la Casa Rosada, derogó la ley y decretó el precio libre de los medicamentos.

En los últimos años, a pesar de la crisis económica en nuestro país, la producción farmacéutica se mantuvo por encima del nivel general de la industria. La facturación en el mercado interno creció a un promedio anual de 28,7%. Bajo el macrismo las ventas de medicamentos al mercado interno y externo, fueron millonarias. Desde 2016 hasta el segundo trimestre de 2019 (según datos del Indec) la facturación del sector ascendió a USD 19.700 millones. Argentina se encuentra entre los primeros 12 del mundo que más medicamentos consume. Es un mercado apetecible para los laboratorios.

La administración de Alberto Fernández acordó con los laboratorios, hace pocas semanas, aplicar una rebaja del 8%. El pacto se rompió a poco de andar. Marcelo Peretta, titular del sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos asegura que ese acuerdo no está siendo respetado. No es extraño. Atendiendo la resumida historia que aquí repasamos no parece ser una novedad esta noticia.