No todos los gobernadores que en estos días desfilan por Casa Rosada buscando, principalmente, la reactivación de la obra pública comprometida con fondos del gobierno nacional, se retiran satisfechos por el resultado de las negociaciones. Guillermo Francos es el encargado de recepcionar reclamos y pedidos. Los mandatarios se llevan como devolución la promesa de formalizar equipos técnicos para analizar la importancia y tipo de financiamiento de cada uno de los emprendimientos pendientes.

El cordobés Martín Llaryora se retiró el miércoles de la Rosada sin hacer declaraciones y con gesto adusto. No quedó del todo conforme con la respuestas que encontró. Pidió le transfieran a la Provincia la responsabilidad de algunas de esas obras para terminarlas ,no solo por lo que representan en sí misma, más que nada por la necesidad de generar trabajo para los cordobeses. En varias de estas obras se precisarían acceso al financiamiento internacional. “Fue una buena reunión que esperamos se traduzca en mejoras para Córdoba”, escribiría más tarde en la red X. También reclamó por la deuda con la Caja de Jubilaciones, el subsidio al transporte y el FONID. “Fueron escuchadas por el ministro”, definió en forma lacónica.

El neuquino Rolando Figueroa, el chubutense Ignacio Torres, el jujeño Carlos Sadir, el chaqueño Leandro Zdero y el entrerriano Rogelio Frigerio también estuvieron en el despacho de Francos. Hubo inmediatez para el traspaso de obras a realizar como hospitales, escuelas o rutas. Se firmaron los convenios respectivos dejando de lado la responsabilidad de la Nación en la concreción de las mismas. Las otras obras, las que requieren de mayor volumen de inversión, permanecen en un cono más sombrío. Acaso, a la espera del correlato que marque un ida y vuelta en la necesidad política de la administración que conduce Milei.