Por Felipe Efele

Cuatro semanas de corrida cambiaria desestabilizante llegaron a su fin, o al menos la pusieron pausa. Durante ese tiempo el empoderado submundo que monitorea el pulso de la city porteña llegó a colocar la cotización del dólar ilegal en $350.

El jueves los rumores sobre los cambios en el gabinete nacional disparaban todo tipo de especulaciones. Sin embargo, contrario a lo que marca la lógica hipersensible de los llamados mercados, la incertidumbre no provocó que se dispare la cotización del dólar marginal. Por el contrario, comenzó a bajar. No se habían oficializado los cambios y la divisa caía en su precio y los bonos argentinos en dólares subían.

El extraño comportamiento se profundizó aún más cuando oficialmente se conoció de la concentración instruida por el Presidente para mantener los tres ministerios del área económica en uno solo, manejado por Sergio Masa.

El dólar pasó de esos $350 a $296, un retroceso que desnuda una acción bajo sospecha de ser delictiva. Durante cuatro semanas un pequeño grupo de operadores, capaces de establecer el precio de la moneda estadounidense, produjo una movida desestabilizante que mantuvo en vilo a la población.

Se trata de comportamientos que, mínimamente, están sospechados de estar monitoreados para causar daño. Se trata de algo que debería ser investigado judicialmente. No parece lógico que quede impune la manipulación a trastienda y en forma artera una variante cambiaria que incendia las góndolas de los supermercados.

Hay herramientas que el Estado tiene para investigar estas maniobras. Hay también antecedentes. La PROCELAC, es decir la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos, en 2014 actuó de oficio pidiendo se investiguen una serie de operaciones de compra y venta de dólares oficiales realizadas el 23 de enero de ese año en el mercado mayorista y minorista. Operaciones sospechadas de provocar un alza en el precio del dólar y generar una devaluación del tipo de cambio.

No hubo condenados pero se realizó una investigación que determinó, dos años más tarde, que la justicia dictara el sobreseimiento del ex ministro de Energía durante el gobierno de Macri, Juan José Aranguren. También incluyó a siete banqueros más que estaban imputados de supuestamente forzar una devaluación cambiaria con la compra de 4,5 millones de dólares. Aranguren era por entonces presidente de la petrolera Shell.

Este hecho, por encima de su resolución final, es un antecedente a tener en cuenta para volver a accionar cada vez que sucedan situaciones tan anómalas como la de estos días, con el agravante que éstos últimos se desarrollaron en el circuito marginal y no con movimientos de dólares oficiales como en 2014.