La ciudad de Buenos Aires no solo se ha ganado el estigma de “vivir de espaldas al río”, un concepto arraigado que hace referencia a vecinos sin interacción con la vida costera, también suele posicionarse políticamente de espaldas al resto del país. La cita viene a tomar nota de un nuevo desaire de su máxima autoridad institucional, Jorge Macri, quien el jueves último fue el único primer mandatario que no asistió a la reunión en Casa Rosada convocada por el Ministro del Interior Guillermo Francos y el Jefe de Gabinete Nicolás Posse.

A ese plenario asistieron nueve gobernadores, todos de la alianza Juntos por el Cambio. En representación del Jefe de Gobierno porteño fue su compañera de fórmula, Clara Muzzio. El ninguneo de Macri a la convocatoria la justificó por tener un encuentro con su compañero de espacio político en el Pro y ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo.

Socarronamente se puede inferir que Macri colocó a la reunión con sus pares como “puesto menor”. Le bajó el precio político a la convocatoria refrendando la petulancia de quien sabe que vive en un distrito rico. Desde hace décadas la ciudad cuentan con todos los servicios públicos básicos (luz, gas, cloacas, agua, asfalto), sostiene una recaudación impositiva porcentualmente alta en comparación con el resto del país, y mantiene la misma cantidad de habitantes desde hace 70 años.

El tema abordado con Caputo estuvo referido a los fondos de coparticipación que los porteños piden le sean devueltos en el porcentaje que reclaman (3,50 y no el 2,95 del total de la recaudación que le asignó un fallo provisorio de la Corte Suprema). Se trata de miles de millones de pesos que podrían ser bien utilizados para necesidades primarias en otras regiones del país en lugar de engordar la opulencia poco productiva que representa la economía de la Capital Federal para el conjunto del país. La economía porteña está basada principalmente en el sector servicios, en rubros como el inmobiliario, financiero y comercio. La producción nacional en gran escala como la industrial, manufacturera y agrícola pasa lejos de la geografía porteña. Visto así, CABA se va afianzando cada vez más como un distrito parasitario para el resto de la economía nacional.