Las centrales Atucha I y II, ubicadas a 100 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires sobre el margen del Paraná de la Palmas, utilizan agua de este río para su refrigeración. La histórica bajante ha generado cierta preocupación por la dependencia que existe, para el mantenimiento correcto, de la central atómica con el estuario que por estos días presenta los niveles más bajos en los últimos 77 años. «La seguridad de las centrales está 100% garantizada a pesar de la bajante», señalaron ante la consulta de CP desde Nucleoeléctrica, la compañía que opera las centrales nucleares de Embalse y Atucha I y II.
Dando más precisiones voceros de la compañía reconocieron que «la situación impacta en la refrigeración de las centrales, por lo que en un caso extremo, la mayor consecuencia sería que las plantas salgan temporalmente de servicio», aunque de todas formas deberían continuar con el proceso de enfriamiento. «Para la refrigeración de las plantas en operación al 100% de potencia se utilizan 60 m3/s. Fuera de operación, se utilizan aproximadamente 15 m3/s para seguir refrigerando», especificaron desde la empresa señalando que el caudal del Paraná de las Palmas en situación de bajante es mayor a los 4000 m3/s.
De todas formas se han adquirido e instalaron, para paliar la situación, nuevos sensores que miden en línea el nivel del río para un mayor control. «Si ese nivel baja a -0.5 mts, las centrales deberían salir de servicio». Mientras tanto, se inició una licitación internacional para adquirir tres bombas flotantes para garantizar que las centrales puedan tomar el agua necesaria para refrigerarse aún cuando el río baje de esos niveles mínimos.
La situación es lo suficientemente delicada como para que, desde el inicio de la bajante, Nucleoeléctrica trabaje junto con la Autoridad Regulatoria Nuclear y el Instituto Nacional del Agua en el monitoreo constante de la situación. Respecto al proceso que desarrolla el agua utilizada para el enfriamiento en las centrales la compañía explicó que aquella que «se utiliza para refrigerar las centrales recorre un circuito cerrado, en el que nunca entra en contacto con otros componentes del funcionamiento de la planta, y vuelve al río en el mismo estado en el que se tomó».
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