Todo Vélez quedó enmudecido con la acción de Tahuriorangi a dos minutos del final. Jaguares había logrado levantar un partido que parecía destinado a ser un nuevo golpe para los dirigidos por Gonzalo Quesada.

Es cierto, el equipo argentino no brilló, en un principio el duelo de pateadores entre Díaz Bonilla y McKenzie fue prometedor, el ex hindú había logrado dejar la chapa 6-3 al cabo del primer cuarto de hora. Con el correr de los minutos Jaguares comenzó a mostrar sus grietas, y los neozelandeses supieron aprovecharlas, primero con el try Damian McKenzie y luego Tumua Manu (con algo de buena fortuna) dieron vuelta el marcador que quedó 6 a 17 al cierre del primer tiempo. El segundo tiempo arrancó con un nuevo golpe del indomable fullback kiwi, que además fue efectivo con su pie,  y puso el partido 6 a 20. Ese fue la mojada de oreja que hizo que los argentinos se despertaran, primero facturó Joaquín Tuculet quien abrazó la ovalada tras un kick  de Diaz Bonilla que todo el estadio lo daba por perdido, una maravilla y unos minutos más tarde Pablo Matera decretó el empate en 20. Una locura, golpeado, Chiefs no bajo la guardia y sumó uno nuevo penal de la mano de su goleador. A 9 del final apareció un nuevo kick, esta vez de González Iglesias que intenta pescar Moroni pero la termina dominando Orlando que terminó decretando el 27-23. Parecía el final, pero esto es Rugby todo puedo pasar, y esta vez fue para los neozelandeses que a dos minutos del final borraron todas las sonrosad del público argentino luego de un scrum a cinco metros del ingoal que derivo en el try de Tahuriorangi. Jaguares tendrá que recomponerse de un nuevo golpe, estuvo bien, pero tuvo muchas imprecisiones en el manejo del juego y cometió penales innecesarios. Habrá que ver en siete días que sucede.