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Gestando una moneda propia que termine con la dependencia del Dólar

Por Claudio Leveroni

El Fondo Monetario Internacional se creó en 1944, durante la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas, celebrada en una ciudad de Estados Unidos llamada Bretton Woods. Aquel plenario se realizó vislumbrando el fin de la segunda guerra mundial, aunque aún faltaría más de un año para que esto ocurra. La fachada del encuentro, del que participaron 730 representantes de 44 naciones, fue la búsqueda de una estabilidad financiera mundial y la reconstrucción de los países afectados por la barbarie bélica, para lo cual se creó también el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (hoy Banco Mundial).

En realidad, la creación de ambos organismos, el FMI y el Banco Mundial, formó parte de una estrategia geopolítica de la alianza triunfante en la guerra. Estados Unidos- Reino Unido y la Unión Soviética conformaban aquel trípode de poder.

Los soviéticos abandonarían pronto el lugar, atento a la escasa posibilidad de poder controlar las políticas que desde estos nuevos organismos se dictaban. Su interés se recluyó en fortalecer la propia región unida desde 1922 bajo el tratado que conformó la Unión de las Repúblicas Soviéticas.

Gran Bretaña estaba también debilitada por los costos de la guerra. Sus intenciones de controlar la dirección política del FMI y el Banco Mundial se fueron desvaneciendo con el correr del tiempo. Tuvo la representación de sus intereses en un plan realizado por el economista John Maynard Keynes. Finalmente, Estados Unidos pudo imponer el suyo timoneado por Harry Dexter White, director del Departamento del Tesoro. Desde ese plan se estableció que el dólar sería la moneda de cambio en el comercio internacional marcando el triunfo estadounidense en el nuevo diseño de la geopolítica mundial.

El gobierno argentino, conducido por Juan Domingo Perón en aquel entonces, decidió no participar de este armado. Cuando Perón observó que EE. UU. se quedó con el 31% del capital del FMI, Inglaterra con el 17% y Francia con el 6%, y que juntos tenían más del 50%, entendió hacia donde iban a girar los intereses de esa nueva cofradía financiera internacional.

Aporto un dato altamente significativo de esa época en nuestro país. El Banco Central les liquidaba en pesos a los exportadores, dejando los dólares de las exportaciones como parte de sus reservas. Algo inimaginable en estos días. Una clara muestra de la derrota de los intereses nacionales sufrida en las últimas décadas.

Argentina terminó ingresando al FMI en 1956. Fue durante la dictadura militar que derrocó a Perón. A poco de ingresar se le otorgó un préstamo, la seguidilla de endeudamientos se extendió en el tiempo abarcando, especialmente, a los gobiernos cívico-militares hasta 1983, acumulando una pesada deuda superior a los 45.000 millones de dólares, con distintos organismos y bonistas privados. En democracia la tendencia se mantuvo bajo gobiernos neoliberales como los de Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Mauricio Macri.

El desendeudamiento llegó repentinamente, el 3 de enero de 2006. Ese día bajo la presidencia de Néstor Kirchner, se ordenó el pago de casi 10.000 millones de dólares al FMI. Así se pudo liberar la fuerza económica del país para una mejor distribución de la riqueza nacional. Lo mismo hizo Lula en Brasil ese mismo año.

En estos días Lula se encuentra en China. Sin medias tintas vuelve a plantear un proyecto de soberanía económica. “Todas las noches me pregunto por qué todos los países tienen que basar su comercio en el dólar” se preguntó en Pekín donde estableció con la potencia asiática acuerdos comerciales sustituyendo al dólar como moneda internacional.

Brasil y China integran con, Sudáfrica, India y Rusia, el grupo del BRICS. Estas cinco naciones juntas son mercados emergentes que representan el 42% de la población mundial y más del 31% del PIB mundial. Argentina recibió la invitación (impulsada por India) de sumarse a este grupo.

El mes próximo en México habrá un encuentro de presidentes latinoamericanos donde, además de México, estará Argentina, con Alberto Fernández y Lula por Brasil. López Obrador es el más entusiasta en desarrollar una moneda de intercambio comercial para la región que suplante al dólar. Quizás estemos dando los primeros pasos en una nueva época donde se visualizan cambios que nos lleven a afrontar el fin de una grosera dependencia cultural y económica.

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