La junta electoral del Partido Justicialista bonaerense vetó este jueves 75 listas de candidatos que habían presentado avales y nombres para disputar las próximas primarias en sus distritos. En general, se argumentó cuestionamiento de avales para justificar el descarte de cada lista. Se trata de la cantidad más importante, desde 1983, de proscripciones que una junta electoral del PJ forzó puertas adentro. Extraña situación para el partido que sufrió en carne propia la proscripción de su líder, Juan Domingo Perón, durante 17 años.

¿Que lleva a impedir que miles de militantes mastiquen bronca por no poder canalizar sus aspiraciones en una contienda electoral interna? Bajar el pulgar es una demostración de poder. En este caso en beneficio de las organizaciones que se referencian en un nivel superlativo a lo comunal. Representa un modo de construcción política que se despliega de arriba hacia abajo, contrario a lo que podría suponerse como lo ideal, es decir de abajo hacia arriba. El mensaje que queda con este veto es, “para tener representación en tu distrito tenés que anclar en una terminal”. Las “orgas” dominan con claridad este escenario, se bloquean y negocian entre sí los lugares más apetecibles. Una cultura de construcción política que abraza a todos los partidos anulando la posibilidad de crecimiento para quienes se resisten a aceptar este viejo y andrajoso sistema. En la puerta de Matheu 130 (la sede del PJ nacional) estaban algunos de los heridos, maltratados y descartados en este perverso juego de demostración de poder. “Fue una determinación política, no técnica. Es una vergüenza que nos deja con un amargo sabor”, comentó Néstor Bachés, frustrado candidato a Intendente en Vicente López quien también se queja de lo que resulta ser una grosera incoherencia partidaria, dos representantes del distrito en la junta electoral (la ex diputada Diana Conti y la concejal Sofía Vanossi) no se reconocen como peronistas y adhieren a la lista que quedó en carrera en el distrito. Ellas fueron las principales encargadas de bajarle el pulgar a la lista de Bachés. Al sonar de los bombos y las trompetas, militantes de Pilar, Moreno, Lomas y Vicente López reclamaban un lugar en las PASO. La llegada del intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, generó un remolino enderredor de él. El jefe comunal se detuvo a chalar con ellos y les dio su respaldo. “Estamos en minoría en el actual consejo”, comentó para saciar las preguntas de tantos porqués. Se llevó aplausos como premio a sus explicaciones, aunque nadie le convido alguno de los choripanes que fueron peparados en una improvisada parrilla montada en el asfalto de Matheu. Cuando llegó la noticia que confirmaba la determinación de la junta electoral, hubo puteadas y el consabido …”vamos a volver”. Después, se cantó el himno, lanzaron petardos sobre los ventanales del edificio y se desarmó la parrilla.