Hay detalles en la exitosa renegociación de los bonos argentinos de deuda externa bajo legislación extranjera que llevó adelante el ministro Martín Guzmán en estos días que son sorprendentes y desnudan la impudicia con la que se desarrolló el grosero proceso de endeudamiento que impulsó el ex presidente Mauricio Macri durante su gestión.

Uno de esos detalles está relacionado al pago de comisiones a las entidades bancarias por colocar esos bonos. La comisión formalmente pactada más la adicional, facilitada por las condiciones de colocación fijadas durante la gestión de Luis Caputo en Economía, alcanzó el 1,5 por ciento. Fue notablemente más elevada que el 0,1 por ciento del acuerdo cerrado por Guzmán y del 0,3 por ciento que generalmente se establecen en todo el mundo para este tipo de operatorias.

Llevado en números aquel festival de comisiones le permitió a los bancos internacionales quedarse con, aproximadamente, 1.500 millones de dólares durante las distintas operaciones realizadas bajo el paraguas protector de la administración Macri. Comenzaron engullendo 29,7 millones de dólares cobrados por el pago de 16.500 millones a los fondos buitres en abril de 2016. Siguieron con un renovado espíritu recaudador gracias a la voluntad de endeudar al país que llegó a la increíble colocación de un bojo a 100 años.

Durante el megacanje del macrismo las comisiones se ubicaron entre el 1 y el 1,5%, unas quince veces más de lo que Guzmán aceptó pagarles a los bancos por su intermnediación. La administración de Juntos por el Cambió pagó 1.500 millones de dólares para endeudar al país. En el proceso inverso el actual gobierno pagó a 100 millones de dólares por los mismos servicios.