Parte de la tarea pendiente del gobierno, buscando fortalecer la alianza con el sector de Juntos por el Cambio que más se referencia con Macri, es bajar el nivel de confrontación con las provincias. Nada sencillo por cierto, especialmente por la escasa paciencia verbal que demuestra el presidente en sus declaraciones públicas. No logra equilibrar sus dichos con la necesidad de mantener abierta puertas para un mejor posicionamiento en las negociaciones con un sector que no rehúye a la posibilidad de estar aliado. Miguel Ángel Pichetto lo manifestó con descarnada crudeza durante el debate de la frustrada ley ómnibus.

No hay muchos escultores del diálogo en el gobierno. Unos de ellos, acaso el más experimentado en esas lides, es el ministro del interior Guillermo Francos, a quien se le encomendó la reconstrucción de lazos con los mandatarios provinciales.

Con ese objetivo Francos estará viajando a Salta el martes próximo bajo la excusa de participar en la celebración de los 211 años de la batalla de Salta. El ámbito será una oportunidad para encontrarse no solo con el mandatario local, Gustavo Sáenz, también estarán compartiendo el evento el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil; el de Misiones, Hugo Passalacqua y posiblemente el jujeño Carlos Sadir. Hay más invitados a la celebración. Algunos rechazaron el convite, otros mandarán su segunda línea.

El ministro escuchará reclamos que apuntan a resolver cuestiones centrales para provincias que están al borde de asfixiar sus economías. Los recortados subsidios al transporte y la eliminación del fondo nacional docente están en lo más alto del temario. No son los únicos reclamos. Francos maneja algunas propuestas que bosquejó con Milei a solas y fuera de las reuniones de gabinete. Respuestas que, en gran medida, reposan en la esperanza de un marzo que recogerá una recaudación estimada de US$7.350 millones que ingresarán por retenciones a las exportaciones agroindustriales,