Por Claudio Leveroni

“Es incompatible ser (en el mismo momento) ministro de economía y precandidato a la presidencia”. Sergio Massa lanzó esta frase en un reportaje televisivo permitiendo disparar especulaciones en dos direcciones. Bien podría interpretarse de sus palabras que no está dispuesto a ser candidato en la próxima disputa presidencial; también podría asumirse que esa definición es un anticipo que está dispuesto a renunciar a su actual cargo para encarar la campaña electoral.

La única certeza que encierra lo dicho por el titular del palacio de hacienda es que realmente la tarea de administrar la economía requiere máxima y continua atención, imposible mezclar esa tarea con los exigentes tiempos de una campaña electoral. Sobran argumentos para alimentar las dos especulaciones que naturalmente surgen de su comentario. El 6% de inflación que dejó enero acaso fue determinante para hacerlo repensar que no es tiempo de candidaturas. La franja etaria de Massa permite especular con esa posibilidad para más adelante. No dejaría un buen antecedente si se retira del ministerio que ocupa en la actualidad sin haber domesticado mínimamente los vaivenes económicos. El desafío personal que enfrenta ahora es dejar un antecedente presentable para su futuro político. Lo será si llega a diciembre entregándole el ministerio a su sucesor con una inflación bien por debajo del 3%.

Comentan desde varias usinas del Frente de Todos que el líder Renovador tenía consenso de Cristina y hasta un guiño del propio presidente, para ser la continuidad del actual proceso. No es una versión disparatada si tenemos en cuenta la crisis que envolvió el inicio de su gestión. Todos esperaban que el primer mes del año entregue un indicador más benévolo para esa proyección política. El poder económico no acompañó.

La mesa política del FdT reunida el último jueves en la sede del PJ mostró un criterioso discurso de unidad. “El candidato presidencial debe surgir por consenso”, de ahí para abajo las diferencias internas serán dirimidas en las primarias. La posibilidad de tener a Massa lanzado a la Casa Rosada solo será posible si el conjunto lo avala por unanimidad. Esa puerta aún está entreabierta. Visto así, la frase lanzada por el ministro podría tener como destino el adentro de la coalición gobernante.

En el plenario el presidente Fernández fue muy claro. “Puedo ser o no el candidato, lo importantes es que quien lo sea surja desde la unidad, debemos impedir que la derecha vuelva a gobernar”, sentenció ganándose el aplauso de los 33 dirigentes presentes. En la ronda de aspirantes oficialistas, además de Massa, se inscriben Daniel Scioli, Jorge Capitanich y Eduardo De Pedro. Los tres condicionados a la propia determinación de ser la síntesis de la unidad.

Por supuesto que Cristina Fernández concita la mayor atención. Hubo acuerdo para que nada se haga sin ella, comenzando por denunciar la proscripción que aparece como una espada de Damocles condicionante que el poder judicial, al servicio de la oposición, puede aplicar en cualquier momento ratificando en instancia superior la condena en primera instancia. La campaña para proyectarla como la máxima representante electoral para este año ya supera el horizonte de los sectores más cercanos a ella como la Cámpora. En ese sentido gremialistas de la CGT y CTA pidieron que vuelva atrás con la determinación de no ser candidata. Una comisión con representantes de las tres fuerzas del Frente se encargará de pedírselo esta semana formalmente.