Una multitud se acerca hasta la Casa Rosada para despedir a Diego Maradona. Forma prolijas hileras que cruzan la plaza de mayo y se extienden por Avenida de Mayo esperando turno para ingresar al salón donde se encuentran los restos mortales del astro.

El desfile comenzó a las seis de la mañana. Antes en el lugar solo estuvieron los familiares de Diego. Su expareja, Rocío Oliva, no pudo ingresar porque no figuraba en la lista de las personas autorizadas por la familia. Llegó cerca de las 4 de la madrugada a la puerta de la explanada de la calle Rivadavia con la intención de darle el último adiós a Diego hasta que el personal de seguridad le avisó que no formaba parte de la nómina supervisada por Claudia Villafañe. Al no poder ingresar, Oliva se instaló en su automóvil durante casi dos horas a la espera de alguna novedad para poder pasar hasta el Salón de los Pueblos Originarios y al no conseguir respuesta, se retiró del lugar con lágrimas.

“No me permitieron ingresar y no sé por qué. Soy la última mujer de Diego y quería despedirlo”, lamentó Oliva, quien mantuvo relación con el astro hasta 2018.