Una afirmación disparatada, que se contrapone con las estadísticas oficiales, lanzó el senador nacional Miguel Ángel Pichetto, al señalar que el 30% de la población carcelaria en nuestro país es extranjera (dos años atrás hizo una afirmación similar asegurando que ese porcentaje era de un 20%).Muy lejos de la realidad.

La cantidad de presos en Argentina aumentó casi un 190 por ciento en los últimos 20 años. Se pasó de 25.163 en 1996 hasta 72.693 de fines de 2015 (sin contabilizar las personas detenidas en comisarías), según un informe de la Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN) conocido a principio de 2017. El 62% de las personas presas en cárceles tenía en 2015 menos de 34 años y el 85 por ciento menos de 44. El 96 por ciento eran hombres y el 72 por ciento no había alcanzado o pasado del nivel de escolaridad básica. Solamente el 38 por ciento contaba con primario completo, el 28 con primario incompleto y el 6 por ciento no registraba ningún nivel educativo formal. El 68 por ciento de los detenidos se concentraban en cinco provincias: Buenos Aires (33.482), Córdoba (6.802), Mendoza (3.862), Santa Fe (3.027) y Salta (2.602). Medido por cantidad de habitantes, Argentina se mantiene muy por debajo de EEUU ya que tiene 168 presos por cada 100 mil habitantes. Uno de los mitos que se derrumba observando el resultado de este censo penitenciario es que tan solo el 6 por ciento de los detenidos son extranjeros, triturando la maliciosa interpretación que, como en el caso de Pichetto, sobredimensionan la cantidad de delincuentes extranjeros en nuestro país. En la Provincia de Buenos Aires el porcentaje es menor que el promedio nacional. En los pabellones bonaerenses, el 5,1% tiene documentación extranjera. Son datos de septiembre de este año que puntualizan que son 2.009 los internos extranjeros, sobre un total de 41.267 presos alojados en unidades penitenciarias y alcaidías de la Provincia. Buenos Aires creció en su población carcelaria más de un 25% desde fines de 2015 (33.482) a septiembre de este año (41.267).