La brutal caída de la recaudación impositiva en la ciudad de Buenos Aires está dejando huellas en los propios trabajadores de la estructura que tiene el Estado porteño. Muchos de ellos están cobrando en cuotas el medio aguinaldo, que fue desdoblado para hacerlo efectivo una parte en julio y otra en agosto. Afecta a quienes se desempeñan en la administración y tienen ingresos por encima de 50 mil pesos. Están exceptuados el personal de salud, policías y bomberos.

El presupuesto anual de la Ciudad, previsto para este año, es de 480 mil millones de pesos. Según evaluaron desde economía la pandemia y su correlato económico tendrá un costo de 80 mil millones de pesos. Durante abril la caída en la recaudación fue del 35% y en mayo del 26%. Junio ratificó el rumbo, paralelamente los gastos van creciendo atendiendo la demanda que ocasiona la enfermedad transformada en pandemia.

El Impuesto sobre los Ingresos Brutos es la principal fuente de ingresos que tiene la Ciudad. Su volumen recaudatorio va de la mano de las ventas de los miles de comercios porteños. No hace falta demasiado análisis para suponer que la caída en las ventas se ha profundizado por estos días con el cierre de persianas durante los 17 días de julio.  Los otros rubros son igualmente negativos en su merma. Durante mayo, la mora en el Impuesto Inmobiliario/ABL alcanzó el 47%, en tanto que en Patentes superó el 60% en abril.

Con este panorama Larreta espera un cuello de botella en poco tiempo más. Su equipo económico ya está en busca de nuevos canales de financiación. Deben esperar que el gobierno nacional acuerde con los acreedores. Hasta que eso no ocurra no habrá novedades sobre salvavidas para las arcas de la ciudad.