En Casa Rosada están cada vez más confiados en alcanzar este miércoles la cantidad suficiente de adhesiones entre los diputados para acompañar el veto presidencial a la ley de reforma jubilatoria que incluye un pequeño aumento en los salarios de la clase pasiva.
El optimismo oficialista se basa en el resultado de las negociaciones que están teniendo con una decena de legisladores de los 34 que conforman el bloque de la UCR quienes estarían dispuestos a cambiar la dirección de su voto o estar ausentes en la sesión de este miércoles.
Para evitar el rechazo al decreto de Milei el oficialismo necesita evitar que la oposición reúna dos tercios de los diputados presentes en esta sesión especial, es decir deben conseguir 88 diputados si el pleno tiene asistencia perfecta.
Algunos gobernadores radicales han asumido un protagonismo central para presionar a quienes representan a sus provincias en la Cámara Baja. Tal es el caso del mendocino Alfredo Cornejo, atendiendo que los tres diputados nacionales mendocinos que representan a la UCR, Lisandro Nieri, Pamela Verasay y Julio Cobos votaron el proyecto de reforma jubilatoria.
Otros dos mandatarios de la UCR, el correntino Gustavo Valdés y el chaqueño Leandro Zdero, están desplegando con diputados nacionales de sus provincias una tarea similar a la de Cornejo.
A este movimiento de gobernadores boinas blancas se sumó este lunes la tarea de otro gobernador con origen en el macrismo, el de Entre Ríos. Rogelio Frigerio logró convencer al diputado radica por su provincia y ex adversario provincial en las últimas elecciones, Pedro Galimberti (cercano a Facundo Manes), para que renuncie a su banca y ocupe un lugar en la comisión técnica que administra la represa Salto Grande. La banca del radical será ocupada por una representante del Pro, Nancy Ballejos.
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