Brutal definición de Finocchiaro

Una brutal confesión del diputado de la bancada del Pro, Alejandro Finocchiaro, resultó ser una especie de temible sinceramiento en el debate que se dio en la Cámara baja por el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario.

Quien es egresado de la UBA,  también fue decano de la Facultad de Derecho en la Universidad de La Matanza y estuvo al frente del ministerio de Educación bonaerense y a nivel nacional (foto), sostuvo que se votaba el veto para dar un mensaje a “los mercados internacionales, a los inversores que tanto necesitamos y a las consultoras de riesgo”.

Sorprende la vergonzosa opción planteada por un hombre profundamente ligado a la educación. Coloca a la luz de todos el nivel de disciplinamiento económico que sostiene el gobierno nacional sobre definiciones de políticas públicas. Es decir, se asume con orgullo que las decisiones que provienen del poder económico conducen las políticas. Debería ser todo lo contrario. Las decisiones económicas deben ser asumidas en el contexto de los intereses de definiciones políticas y sociales.

Seguramente esta definición de Finocchiaro, dada como un principio rector de su pensamiento político, representa la dimensión de una derrota cultural a manos de grupos económicos concentrados quienes resultan ser los verdaderos conductores del destino nacional.

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