Por Claudio Leveroni

El proceso de reacomodamiento interno de los distintos sectores que conviven en el Frente de Todos en la Ciudad de Buenos Aires camina en paralelo a lo que va sucediendo a nivel nacional. Difícilmente el armado electoral local pueda despegarse de los movimientos de la “rosca” mayor. Así y todo, algunas candidaturas para competir por la jefatura porteña se van perfilando, otras mantienen expectativas relacionadas a las negociaciones de los tres principales referentes nacionales que tiene la coalición gobernante.

El muy mediático Leandro Santoro se mantiene desde hace varios meses con un llamativo perfil bajo. Sus apariciones televisivas más la versatilidad oratoria han sido su fuerte en la construcción política interna. Dos condiciones que lo llevaron a escalar peldaños con gran rapidez, algo que a la gran mayoría le lleva años. Primero integró la fórmula acompañando como vice a Mariano Recalde en 2015. Dos años más tarde encabezó la lista de candidatos a legisladores porteños. Ocupó una banca en el palacio Ayerza hasta el 2019, año que dio otro gran salto al ser impulsado al parlamento nacional como diputado. El meteórico recorrido del radical “irrompible” (tal el nombre de su sector interno) lo instaló como el más firme candidato para representar al Frente de Todos en la fórmula local para este año.

Por estas horas ese objetivo no parece tan sencillo. El bajo perfil de estos últimos meses de Santoro refiere a una cuestión de posicionamiento personal. Tomó cierta distancia del presidente Fernández, no termina de acoplarse con fortaleza dentro del kirchnerismo y no escala posiciones en el muy cerrado espacio renovador de Massa. Habrá que prestar atención, cuando decida volver a ocupar lugares mediáticos, al perfil de su discurso.

En el mientras tanto otros candidatos merodean la posibilidad de quedar como cabeza de una fórmula del Frente de Todos en la titánica tarea de derrotar al actual oficialismo porteño en las próximas elecciones y conseguir retener la mayor cantidad de legisladores propios. Bajo esa condición asoman la diputada nacional Gisella Marziotta y el senador nacional Mariano Recalde. La primera es impulsada desde el Peronismo por la Ciudad, la agrupación que lidera Víctor Santa María. En tanto que desde La Cámpora alientan volver a plantear la posibilidad de tener al senador como cabeza de fórmula.

Hay otros protagonistas que ocupan un lugar central en el escenario político del peronismo porteño, principal sector integrante del Frente de Todos, y aún no han mostrado preferencia por la candidatura a Jefe de Gobierno. El actual vice jefe de Gabinete Nacional, Juan Manuel Olmos, es reconocido por su enorme capacidad de negociación. Gracias a esa habilidad la agrupación que preside, Nuevo Espacio de Participación (NEP), ha logrado tener representantes en distintas áreas de la ciudad y la propia defensoría que timonea la activa María Rosa Muiños.

Por encima de quien será el sucesor de Larreta en la administración porteña, la elección de este año representa también un enorme desafío para el Frente de Todos. Debe renovar 11 de sus 19 integrantes en el parlamento local. Dos años atrás, con el 25% de la voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas, alcanzó a sumar 8. Un dato aleatorio y altamente significativo para analizar cómo quedará el futuro parlamento, es recordar que dos años atrás Libertad Avanza, el espacio que refiere a Javier Milei, ingresó cinco legisladores (16,5% de votos). Como no renueva ninguno, de lograr una elección similar podría llegar a tener 10 bancas para consolidarse como tercera fuerza política en la ciudad.