Cuesta comprender que una tendencia tan descarnadamente deshumanizante por parte de un gobierno haya sido asumida en la creencia que genera consenso. Cerrar un hospital, el único psiquiátrico que existe a nivel nacional, es de una crueldad pocas veces vista desde una determinación emanada como política de gobierno.
El Laura Bonaparte es un nosocomio especializado en Salud Mental y Consumos Problemáticos. Se trata de un Centro de referencia en Argentina que atendió a más de 25 pacientes en lo que va del año. No tiene tantas internaciones porque en psiquiatría se apunta a practicas relacionadas con dispositivos como hospital de día, terapia de grupo y talleres. El Bonaparte, además, ofrece medicamentos en forma gratuita.
En la brutalidad que representa la toma de una decisión que apunta al cierre de un centro de salud se escucha justificarla por las erogaciones económicas que conlleva su funcionamiento. Despreciable mirada, nada más deshumanizante. No tiene precio la vida de cada una de las 25 mil personas que recurrieron este año al Bonaparte. Es un cálculo que realiza la administración que conduce Milei. Lo llevará a otros nosocomios, a las universidades y fondos de ayuda que existen para distintas áreas.
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