Por Claudio Leveroni
La sorpresa nos ganó a todos, o al menos a quienes ya dábamos por cerrado que Eduardo Wado de Pedro sería el candidato a presidente acompañado por el gobernador tucumano Juan Manzur.
Haber lanzado el spot en el que expresaba su deseo de ser presidente desprendía una inconfundible interpretación que la cuestión ya estaba resuelta. Wado, un hijo de la generación diezmada, sería el candidato.
Los vericuetos de las negociaciones políticas de última hora hicieron girar la taba. Se habló de disconformes con la formula anunciada, entre ellos algunos gobernadores norteños que recalaron el viernes nuevamente en la Rosada para plantear su queja al propio presidente Alberto Fernández. Por su parte, desde el Frente Renovador que lidera Sergio Massa, se insistió en que debía haber lista única en Unión por la Patria para las primarias.
Las presiones tensaron la cuerda de la unidad. Cristina observó que los cuestionamientos podían quebrar el espacio. Decidió hacer un llamado telefónico a la Rosada para comenzar a definir el trazado final de una nueva composición para la formula. Cristina así se lo planteo al presidente. Alberto Fernández pidió por Agustín Rossi. También lugares con chances de ingresar para dos de sus ministros. Santiago Cafiero y Tolosa Paz.
Para ese entonces Massa ya estaba en el despacho de la vicepresidenta. Sus allegados repetían que la ansiedad del momento era normal para un cierre de candidaturas. Massa se sintió confiado y reiteró que debía haber una lista única. Alberto Fernández se encargó de hablar con Scioli. Nadie es capaz de descartar que ese terreno estaba preparado de antemano. Un acting elaborado con manejo de tiempo adecuado y objetivos prefijados.
Las listas de candidatos a legisladores nacional en ambas cámaras se cerrarán este sábado. Cristina se reserva la nominación para la mayoría de los lugares. Fortalecer el peso parlamentario pasó a ser prioridad en un Congreso con muchas divisiones. El Frente Renovador de Massa y el albertismo quedarán como principales responsables del Poder Ejecutivo en caso de ganar las elecciones.
Para entender la aceptación de Cristina a una fórmula presidencial sin representantes directos de su sector, posiblemente haya que observar el adversario electoral de turno. Juntos por el Cambio en las últimas horas presentó sus dos fórmulas para las primarias. Tres de sus cuatro candidatos postulados recrean las sombras tenebrosas de aquella alianza que descalabró al país y lo hundió en su crisis más brutal en el 2001.
Patricia Bullrich, fue ministra de trabajo de Fernando de la Rua, fue la vocera de anunciar la reducción del 13 % de los salarios de los jubilados. Horacio Rodríguez Larreta, fue interventor en el PAMI. El mismo que le negó al doctor Favaloro la liquidación fondos necesarios para sostener su fundación. En las cartas que dejó y fueron conocidas tras su suicidio el cardiólogo escribió, “la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían”
El tercero de los cuatro candidatos de las dos fórmulas de Juntos por el Cambio, Gerardo Morales, en 2001 cumplía funciones como Secretario de Desarrollo Social. Bullrich, Larreta y Morales, fueron tres integrantes del gabinete que en 2001 integraron el fracasado gobierno de Fernando de la Rúa que infringió un brutal ajuste con las consecuencias ya conocidas.
Los mosqueteros de aquel desastre están determinados a regresar con la misma receta que desencadenó aquella crisis. Aplicar un ajuste que afectará a la pata débil de nuestra sociedad y reprimir cualquier reclamo social que asome. Un ensayo de esto aplica por estos días el propio Gerardo Morales en Jujuy, con policías haciendo allanamientos en domicilios particulares utilizando camionetas sin identificación y sin orden judicial. Las irregularidades fueron tan groseras y violentas que merecieron la atención de organismos internacionales como el Comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
Ese es el rostro que muestra la derecha para las próximas elecciones. Posiblemente, y es tan solo una conjetura personal, para evitar una nueva y brutal llegada de aquella alianza que desbarató a los argentinos en el 2001, exija entender esta fórmula que presentará Unión por la Patria. Quedará para más adelante la posibilidad de tener a un hijo de la generación diezmada en la conducción de los destinos del país. Esa posibilidad queda como una causa pendiente.
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